El sitio del que voy a hablar es, a mi parecer, el lugar más interesante del mundo y de la historia.
Göbekli Tepe es una zona arqueológica que está siendo excavada en el sur de Turquía, cerca de su frontera con Siria. El nombre, que viene del idioma kurdo, significa “colina panzuda”, lo que se explica en el hecho de que sus constructores, después de usar uno de sus templos, literalmente lo enterraban, rellenándolo con tierra y desechos. Lo que la gente del área veía como un montecito, en realidad era un conjunto de edificios sepultados. Hasta que se comenzó a excavar.
Lo que se descubrió es una veintena de edificios religiosos hechos con piedra caliza, cada uno de ellos con dos murallas circulares exteriores adornadas con columnas, al centro un círculo de grandes columnas y, dentro de ese círculo, dos columnas más, las más grandes y anchas de todas, con una altura de 5.4 metros y formadas de piedras de un peso aproximado a las 16 toneladas, es decir, 16,000 kilogramos . Las columnas alcanzan un enorme grado de precisión en el trazo, y están adornadas por figuras en relieve extraordinarias en su valor artístico, representando animales y personas.
Aquí termina la descripción, ¿pero qué es lo realmente relevante de un lugar así? Que fue construido aproximadamente entre los años 9,600 y 8,400 antes de Cristo, y los más hermosos, artísticos y precisos de los edificios son los más antiguos.
Estos datos me dejan perplejo y asombrado de lo grandioso que fue el lugar para la época en que fue construido. Pero lo más relevante de Göbekli Tepe no es eso, sino lo que voy a tratar de explicar a continuación.
El lugar no tenía viviendas ni lugar para preparar alimentos. La fuente de agua más cercana dista 5 kilómetros del lugar. Tampoco sirvió como centro funerario. Su función parece haber sido exclusivamente de adoración. Es decir, un templo, el equivalente a nuestras modernas iglesias.
La agricultura apareció, en sus primeras fases, alrededor del año 7,500 a .C. Siempre se ha creído que la agricultura surgió como una necesidad de los pueblos de generar una fuente de alimentos adicional a la caza y la recolección. Hasta ahora se ha considerado en los medios científicos que con el surgimiento de los asentamientos humanos dedicados a la agricultura, surgieron la civilización, la religión, la organización social y política.
Pero lo que Göbekli Tepe sugiere es que la historia del surgimiento de la civilización ocurrió a la inversa, esto es, que primero fue la religión y el surgimiento de una organización social y quizá hasta política, necesaria para que las gentes de las aldeas del alrededor se pusieran de acuerdo y se movilizaran para realizar el cortado, levantamiento y acarreo de las piedras. Estas personas, que no vivían en el lugar de adoración que estaban construyendo, necesitaban, sin embargo, que les llevaran agua y comida y, probablemente para poder satisfacer estas necesidades alimentarias, las personas de las aldeas cercanas tuvieron que comenzar a “domesticar” plantas para generar los cultivos con que alimentar a tantas personas.
El gran cambio de paradigma que nos están arrojando los descubrimientos arqueológicos en la zona es que la religión no fue un invento del hombre sedentario y agricultor. El nuevo orden de ideas sugiere que primero surgió la religión y, como consecuencia de las prácticas religiosas, surgió la agricultura y todo lo que conocemos como civilización.
Entonces, si la religión organizada, tal como la conocemos, no surgió de la agricultura y de las necesidades de un pueblo sedentario, ¿cómo es que surgió, cuál es su origen?
Yo creo que la religión surgió como un producto de la mente humana, de una necesidad muy íntima y primitiva de creer en algo, como un impulso natural y primigenio del hombre.
Y mi inquietud más profunda termina con este pensamiento: tal vez es momento de comenzar a darle la razón a los creyentes, sin importar la religión a la que pertenecen, cuando dicen que el hombre necesita creer en Dios, porque Dios está dentro de uno mismo y es parte de uno mismo; y que negar la existencia de Dios es como negarse a uno mismo, como negar el propio ser.
Yo creo que la religión surgió como un producto de la mente humana, de una necesidad muy íntima y primitiva de creer en algo, como un impulso natural y primigenio del hombre.
Y mi inquietud más profunda termina con este pensamiento: tal vez es momento de comenzar a darle la razón a los creyentes, sin importar la religión a la que pertenecen, cuando dicen que el hombre necesita creer en Dios, porque Dios está dentro de uno mismo y es parte de uno mismo; y que negar la existencia de Dios es como negarse a uno mismo, como negar el propio ser.
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