jueves, 31 de diciembre de 2020

Los que nos dejaron en el 2020

Los que nos dejaron en el 2020:
Diego Armando Maradona
Nacho Trelles
Kirk Douglas
Olivia de Havilland
Sean Connery
Joaquín Lavado "Quino" (creador de Mafalda)
Armando Manzanero
Óscar Chávez (autor de trova)
Yoshio
Manuel "el loco" Valdés
Kobe Bryant
Tom Seaver
Bob Gibson
Whitey Ford
Phil Niekro
Joe Morgan
Al Kaline
Lou Brock (7 MLB Hall of Famers, más que en ningún otro año)
Don Larsen
Chadwick Boseman (la Pantera Negra)
Paolo Rossi
Luchador La Parka
Jueza Ruth Bader Ginsburg
Alex Trebek (el conductor de Jeopardy)
Cantante Little Richard 
John Lewis (defensor de DH en EEUU)
Katherine Johnson (la científica de la NASA)
Ennio Morricone (compositor)
Eddie Van Halen (fundador de la banda)
Pierre Cardin
Carlos Ruiz Zafón (autor de La sombra del viento)
1'810,923 seres humanos (casos conocidos) por el Covid-19.
El Dr. Jerónimo Vila, tío de mi esposa.
Y especialmente la mamá de mi esposa, mi suegra Violeta.
Que en paz descansen todos ellos y estén ya gozando de la gloria de Dios.
Amén.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Jesús de Nazaret, de Benedicto XVI

Yo le doy mucha importancia al sermón del sacerdote en misa, donde comenta el Evangelio y las otras dos lecturas. Lo considero una oportunidad especial de acceder a la interpretación de quien tiene su vida consagrada al estudio bíblico. Cuando vi por primera vez que Benedicto XVI había escrito un libro en dos suntanciosos tomos donde comentaba e interpretaba los Evangelios, lo primero que pensé es lo suertudos que somos al poder acceder a una lectura tan profunda sobre uno de los temas más trascendentales para los que somos cristianos. Es como tener el sermón en casa, como si le hubiéramos dicho al padre "por favor, sus sermones para llevar, envuélvalos en dos tomos, los quiero consultar en pijama en mi casa, y por favor, nada de rollos". ¡Es el sueño de cualquier cristiano! ¡Ah! pero para mejor efecto, que no lo escriba cualquier padrecito, sino el papa, y no cualquier papa, sino uno que es considerado uno de los mejores teólogos contemporáneos. ¡La mejor colección de sermones del mundo, para llevar, en la comodidad de su casa!

Primero leí el segundo tomo (lo conseguí primero que el primero) y lo comenté en un blog anterior. Ahora voy a centrarme, básicamente, en el primero.

Primero que nada, llama mucho la atención la humildad en sus palabras (¿falsa humildad?), por ejemplo cuando dice: "Sin duda, no necesito decir expresamente que este libro no es en modo alguno un acto magisterial, sino únicamente expresión de mi búsqueda personal del rostro del Señor. Por eso, cualquiera es libre de contradecirme. Pido sólo a los lectores y lectoras esa benevolencia inicial, sin la cual no hay comprensión posible". Aunque es posible, en efecto, achacarle al papa una falsa humildad, considero que en la lectura del libro se va descubriendo que no es una pose sino un sorprendente reconocimiento de lo limitado que es el entendimiento humano, su propio entendimiento, aun siendo él el papa, y por ello, todo el tiempo cita a teólogos católicos y protestantes y da bastante valor a sus opiniones. El encontrar este libro de un papa que no se cree infalible me pareció sumamente moderno y refrescante.

Otra novedad en el lenguaje del papa es su reconocimiento de las limitaciones de los textos bíblicos que no deben, dice, ser tomados literalmente, pues "la Biblia… por su naturaleza, debe dejar la palabra en el pasado… el método histórico busca los diversos hechos desde el contexto del tiempo en que se formaron los textos… para descubrir lo que el autor quiso y pudo decir en ese momento, considerando el contexto de su pensamiento y los acontecimientos de entonces". Yo interpreto sus palabras como una admisión implícita (hubiera sido genial que hubiera sido explícita) de que la Biblia no es o no siempre es Palabra de Dios, sino palabra e interpretación personal de los hombres, en tiempo y lugar, de todo lo relacionado con Dios. Si las Escrituras fueran vistas solo como Palabra de Dios, no sería entonces comprensible que Dios realmente hubiera hecho escribir un texto como el de Josué 11, 6 "Entonces Yavé recomendó a Josué: No los temas. Mañana a esta misma hora te los entregaré para me los sacrifiques" (refiriéndose a los pueblos que vivían en Canaán y cuyas tierras fueron invadidas por los hebreos), o un texto como el de Deuteronomio 13, 7-11 "Si tu hermano… trata de seducirte en secreto diciéndote: Vamos a seguir a otros dioses… no lo perdonarás sino que lo matarás… lo apedrearán hasta que muera" y tantos y tantos textos más de la Biblia en que, según escribió el autor, Dios incita al odio.

En este sentido, resulta refrescante que un pontífice textualmente relativice la Biblia y con ello reconozca que no es, automáticamente, palabra de Dios. De hecho el papa, comentando los Evangelios, reconoce la fuerte posibilidad de que partes de los Evangelios hayan sido escritos muchos años después del texto original, lo que equivale a que son partes implantadas por alguien diferente del evangelista y, por lo tanto, no son tan fiables como los capítulos y versículos más antiguos de los Evangelios.

Dentro de las opiniones de Benedicto XVI me pareció muy provocativa y, a mi juicio, criticable, la parte en que habla del pan (el alimento físico). Hay que recordar que Jesús en el episodio de la multiplicación de los panes se compadeció de la gente y, si Jesús era capaz de multiplicar el alimento, cabría preguntarse por qué no multiplica el alimento del mundo para que nadie padezca hambre. Al respecto, el papa dice "¡Qué desafío! ¿No se deberá decir lo mismo de la Iglesia? Si quieres ser la Iglesia de Dios, preocúpate ante todo del pan del mundo, lo demás viene después. Resulta difícil responder a este reto… Este milagro de los panes supone… la búsqueda de Dios, de su palabra… Jesús no es indiferente al hambre de los hombres, a sus necesidades materiales, pero las sitúa en el contexto adecuado y les concede la prioridad debida… El pan es importante, la libertad es más importante, pero lo más importante de todo es la fidelidad constante y la adoración jamás traicionada… Cuando a Dios se le da una importancia secundaria… entonces fracasan estas cosas presuntamente más importantes". Leo y releo estas palabras y me parece que el papa, quizá inadvertidamente, para justificar que Jesús no acabe con el hambre del mundo, afirma que si las personas no buscan a Dios, ni Él ni la Iglesia tienen por qué dar alimento a ese hambriento infiel, y no puedo dejar de pensar que es una visión muy egoísta el considerar que el hambre es un problema menor cuando hay quien no cree en Dios, y eso nos lleva a que la Iglesia no se siente obligada a dar de comer al que actúa mal. Creo que estos comentarios del papa son, con mucho, la parte más desafortunada (y equivocada) de este libro que, por otra parte es, en lo demás, valiosísimo.

Lo más valioso y rico del libro es, a mi juicio, la magistral interpretación que hace del sentido de los Evangelios y la reivindicación que hace de Jesús como el Hijo de Dios, Dios mismo. Jesús, repetidamente, habla de que Él nos ha traído el Reino de Dios, y el papa hace una análisis muy profundo y detallado de las frases en que se mencionan las palabras "Reino de Dios" y que, en ocasiones, parece que Jesús le da al Reino de Dios un significado y en otras ocasiones le da otro significado u otro más, y razona en una forma muy convincente que EL REINO DE DIOS QUE JESÚS NOS HA TRAÍDO ES, NI MÁS NI MENOS, QUE ÉL MISMO. Sí, Jesús nos ha traído a Dios y con Él ha dado sentido a toda la historia de la creación y a todas las promesas hechas en el Antiguo Testamento. El Reino de Dios no es la otra vida, ni lo que vendría cuando viniera Jesús por segunda ocasión al final de los tiempos. El papa no se adentra en el tema de si habrá un final de los tiempos y si hay un cielo y un infierno eternos (lo cual por otra parte da qué pensar). Lo que sí dice es que el tan cacareado Reino de Dios es el creer realmente en Dios y en sus mandamientos, que se resumen en dos órdenes básicas "Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo". Cuando con tanta simplicidad resumimos el significado del Reino de Dios pareciera que nos estamos perdiendo algo, pero así lo dicen con insistencia los Evangelios. Jesús anuncia simplemente a Dios, al Dios vivo, que es capaz de actuar en el mundo. Nos dice: Dios existe.

Solo de esta forma toman sentido muchas de las citas de los Evangelios, como Mateo 12, 28 "el Reino de Dios ha llegado a ustedes". Lucas 17, 21: "el Reino de Dios está en medio de ustedes". Recordando el Sermón de la Montaña, vemos que todo el tiempo hace referencia al Reino de Dios. De estas citas y de una relectura de los Evangelios descubrimos que Jesús, al ser la "Palabra", vino a traernos el Reino de Dios, y ese Reino es Dios mismo, y Jesús, como Hijo suyo es Uno mismo con Dios. Dicho de otra forma, Jesús nos trae la Ley de Dios definitiva, y con ella, el Reino de Dios.

Por mi parte, cada vez que leo en palabras de Jesús sobre el cielo y el infierno, le encuentro un sentido que antes, para mí, no tenía, y este sentido es más hermoso y alentador que el de un Reino de Dios celestial y el de un infierno eterno. Solo así se anula el contrasentido de un Dios lleno de amor que condena al pecador a las llamas del infierno por toda la eternidad. Yo en realidad, y desde hace bastante tiempo, no creo en ese infierno, pero la relectura que ahora puedo hacer de los Evangelios y de toda la Biblia, inspirada en esta definición de Reino de Dios, me ha permitido encontrar un fundamento de lo que, intuitivamente, ya creía. La verdad, es una joya este libro, tan solo por esta renovada imagen del Reino de Dios, recomiendo totalmente su lectura.

Otro punto interesantísimo del libro es la relectura sobre el significado de que Jesús es la Palabra. Yo siempre había encontrado una contradicción en los Evangelios consistente en que por un lado Jesús decía que no había venido a cambiar una letra de la Ley (judía de Moisés) y por otro constantemente la cambiaba, por ejemplo en el tema del sábado. La Torá (ley de Moisés) dice que el sábado es tan sagrado que quien haga el más mínimo trabajo en sábado merece la muerte. Jesús por su parte dice que sus discípulos pueden trabajar en sábado (y ya hoy ni se diga, en el mundo occidental cristiano el sábado es un día laborable). Jesús, en todos los aspectos, como éste del descanso tan sagrado en el sábado reivindica su autoridad por encima de Moisés y de la Ley, pues Jesús se reivindica como la nueva Torá, la nueva Ley. Al hacerlo, los sacerdotes judíos, acertadamente, razonaron que Jesús estaba asumiendo la autoridad que solo tiene Dios, pues nadie más podría cambiar la Ley. Y por eso los sacerdotes odiaban tanto a Jesús, porque sabían que Jesús estaba diciéndoles a todos, con sus actos y con sus palabras, que Él era, no un profeta o un reformador, sino el mismo Dios.

A este respecto, hay una corriente muy popular que le niega a Jesús el ser Dios, y solo le reconoce que fue un gran profeta o un gran místico o un gran reformador religioso. Yo muchas veces me he sentido tentado por este pensamiento. Es tan rica y extraordinaria la vertiente moral de las palabras de Jesús, su enseñanza del amor al prójimo, su defensa de los pobres y los humildes de espíritu, su Sermón de la Montaña, que a veces tendemos a pensar que en realidad Jesús fue un hombre extraordinario que predicó cosas extraordinarias pero que no fue Dios.

Sin embargo los Evangelios son muy claros en su planteamiento de que Jesús es el mismísimo Dios, y este libro de Benedicto XVI hace un análisis interesantísimo de esta cuestión, donde a mi parecer demuestra que el Sermón de la Montaña, sus parábolas y todos los pasajes sobre su predicación, encuentran su sentido verdadero en el convencer del mensaje central de que JESÚS ES EL HIJO DE DIOS.

Para dar unos ejemplos que clarifiquen lo anterior: Cuando el evangelista narra la multiplicación de los panes, lo que en realidad dice es que Jesús es el mismo que dio pan a los hebreos en el desierto y que Él es el Pan de vida. Cuando el evangelista dice que Jesús caminó sobre las aguas, el punto culminante es la confesión de fe de los apóstoles de que "verdaderamente tú eres el Hijo de Dios". Cuando el evangelista da el Sermón de la Montaña, la montaña es figura del monte Sinaí en que Dios dio la Ley (los Diez Mandamientos) y ahora Jesús, con la autoridad que solo tiene Dios, da a la ley su auténtico significado. Cuando el evangelista dice que Jesús les enseñó a rezar a Dios llamándole Padre (algo no visto antes en el Viejo Testamento), lo que reclama es el conocimiento de Jesús en su Padre como su auténtico Hijo. Cuando el evangelista dice que Jesús perdona los pecados, por supuesto reivindica que lo puede hacer por ser, Él mismo, Dios. Cuando el evangelista menciona que Jesús eligió a doce apóstoles lo hace como referencia a las doce tribus de Israel, designándolos como las nuevas tribus de Israel, para difundir la Palabra en todo el mundo. Cuando Jesús habla de reconstruir el templo de Dios en tres días, lo que anuncia es que Él es el Templo de Dios. Cuando el evangelista menciona cómo Jesús se llamaba a sí mismo "El que Soy" lo que dice es que Jesús reivindica para sí el Nombre de Dios que le dio a conocer a Moisés. Y así sucede con todo el Evangelio. Es impresionante como a la luz de las explicaciones de este libro los Evangelios cobran otro significado, su verdadero significado. Ya no puede uno ver los Evangelios como historias sin conexión unas con otras. Ahora los Evangelios se revelan como una gran reivindicación de Jesús como Hijo de Dios. No puede ya quedar ninguna duda de que el propósito principal de cada uno de los 4 evangelistas fue declarar: ¡Sí, Jesús es el Hijo de Dios, y como Hijo de Dios es Dios mismo!

En el proceso de analizar la fiabilidad de los Evangelios, y tras aceptar que los evangelistas estaban convencidos de la naturaleza divina de Jesús, solo quedan, a mi parecer, dos caminos posibles de interpretación, uno que Jesús realmente fue el Hijo de Dios, y que así lo quisieron expresar los evangelistas, y el segundo, que los evangelistas fueron unos monumentales mentirosos. A este respecto debo señalar que yo desde tiempo atrás he estado convencido de que algunas partes de los Evangelios fueron insertadas con posterioridad (como el mismo Benedicto XVI, sorprendentemente, reconoce veladamente en su libro en dos párrafos, cuando dice "Naturalmente, la crítica no considera estas palabras sobre el Hijo del hombre futuro como auténticamente jesuánicas" y "… la exclamación de júbilo mesiánico recogida por Mateo (11, 25) y Lucas (10, 21), que se considera frecuentemente -y con razón- como un texto de Juan puesto en el marco de la tradición sinóptica"). Interiormente, siempre acepté como una posibilidad que los Evangelios, en su texto original, hubieran retratado a un Jesús profeta y reformador, y que la Iglesia hubiera insertado en algún momento de los primeros siglos aquellos textos en que se afirmaba la naturaleza divina de Jesús.

Sin embargo si, como me parece que Benedicto XVI ha demostrado en su libro, los Evangelios en su totalidad y en todas sus partes nos dicen lo mismo, que Jesús fue Hijo de Dios, es decir, si tanto los textos originales (la mayor parte) como las partes añadidas con posterioridad nos dicen lo mismo, entonces no cabe ya la hipótesis de que los evangelistas en realidad creyeran que Jesús hubiera sido solo un excepcional hombre.

Si, como expuse en el párrafo anterior, partimos de que los evangelistas estaban convencidos de que Jesús era el Hijo de Dios, cabe la hipótesis de que como los autores de los Evangelios muy probablemente no conocieron a Jesús, incluso Mateo y Juan no fueron de los Doce, sino discípulos suyos que escribieron en su nombre (lo cual era una tradición literaria muy común en aquella época) quizá ellos sí estaban convencidos de la divinidad de Jesús pero habían sido manipulados por aquéllos que les contaron acerca de Jesús. A ese respecto convendrá recordar lo que se sabe y lo que se cree acerca de la autoría y fecha de escritura de los Evangelios.

Antes se pensaba que el Evangelio de Juan había sido escrito al menos 150 años después de la partida de Jesús, lo que lo convertiría en un Evangelio poco confiable (al ser escrito por alguien muy lejano a los acontecimientos de la vida de Jesús), pero el descubrimiento de papiros en Egipto que datan de comienzos del siglo II y que hablan del Evangelio de Juan parecen confirmar que tuvo que haber sido escrito en el siglo I, probablemente no por Juan (uno de los Doce) pero sí por un discípulo suyo, que tomó su nombre. Por su parte, los otros tres Evangelios, que se conocen como sinópticos, son tan parecidos que generalmente se acepta que tuvieron una fuente en común, un Evangelio más antiguo, que se ha perdido, y que los 3 evangelistas habrían utilizado como base. Dicho Evangelio tendría que haber sido escrito probablemente entre el año 50 y el 60, lo que significaría que muy probablemente fue escrito por algún discípulo de los Doce. Si el autor de ese Evangelio sinóptico antiguo recibió las enseñanzas de los Doce y de Pablo, tendría que haber hecho una gigantesca manipulación de las palabras de los Doce, lo cual habría sido reprobado por estos mismos, y hubiera dado lugar a un intercambio epistolar en que se criticara la manipulación de la verdad por parte de dicho evangelista. Ese intercambio epistolar no existe, por lo que parece caerse la teoría de la manipulación de la verdad por ese lado.

Por otro lado, la más antigua de las Epístolas escritas por Pablo, la primera carta a los Tesalonicenses, fue escrita probablemente tan pronto como en el año 51, cuando aún vivían la mayoría de los Doce, y cabe esperar que si Pablo escribió sobre la divinidad de Jesús y los apóstoles no hubieran estado de acuerdo con lo que decía, lo hubieran manifestado y habría habido un intercambio epistolar en ese sentido. No lo hubo.

De lo que estamos hablando entonces es de textos antiguos que, muy probablemente, en su composición original ya dejaban claro su creencia y la creencia entre los cristianos en que Jesús había sido Dios mismo. Cabría esperar que, por ejemplo, Pedro, el principal de los Doce originales, habría alzado la voz y dicho que se estaba faltando a la verdad y que se estaba desvirtuando lo que Jesús había significado. Nada de eso hubo.

Todo parece indicar que ya 15 años después de la partida de Jesús había muchos cristianos en varias ciudades que estaban convencidos de que Jesús había sido el Hijo de Dios. ¿Cómo puedo haber surgido en tan poco tiempo un movimiento espiritual tan fuerte? Y más aún, ¿cómo pudo haber sucedido cuando la gran figura, Jesús, en quien tantas promesas se habían depositado, había muerto, había "fallado"? ¿Cómo pudieron los apóstoles sobreponerse al "fracaso" de Jesús, que no solo no había sido el Mesías, sino que había sufrido la deshonrosa muerte de cruz y había desaparecido así? Creo, y lo dice el papa en su libro, que semejante revolución solo pudo ocurrir si los apóstoles habían vivido con Jesús algo extraordinario, que en vida de Jesús no supieron plasmar en palabras pero que, al atestiguar un evento aún más extraordinario, su resurrección, finalmente pudieron comprender. Y eso tan extraordinario solo pudo ser el haber sido testigos de la naturaleza de Jesús que iba más allá de todo lo posiblemente explicable; y el haber sido testigos de su resurrección y partida tuvo que haber sido una vivencia tan extraordinaria que los llevó al convencimiento de que su Jesús había sido DIOS MISMO HECHO HOMBRE. Y solo así puede explicarse que solo unos años después nos encontremos con la evidencia de una comunidad convencida de que Dios se había hombre, y solo así pudieron estar dispuestos a dar hasta su vida por predicar el nuevo y grandioso misterio de los que ellos tuvieron que haber sido testigos.

Por mi parte, en adelante, e independientemente de si estoy convencido o no de la naturaleza divina de Jesús, la próxima vez que lea o escuche un pasaje de los Evangelios, no podré analizarlo más que a la luz de esta nueva realidad que se me ha manifestado: los Evangelios fueron escritos en el círculo de una primitiva Iglesia cristiana en la cual existía el convencimiento de que Jesús, al que algunos de hechos incluso habían conocido, había sido no solo el Mesías, sino sobre todo Dios mismo hecho hombre.

sábado, 28 de noviembre de 2015

¿Y ahora cómo arreglamos este problema?

Estoy viendo un video de un concierto de U2 mientras también leo un libro de Joseph Ratzinger, y no dejo de pensar en los atentados terroristas a París del pasado 13 de noviembre por fundamentalistas islámicos, presuntamente del ISIS.
Hemos sido inundados por multitud de artículos y editoriales sobre el tema, además de comentarios en radio y televisión. Todo mundo tiene una opinión. En El País y en The Washington Post, por primera vez en bastante tiempo, me encuentro en una misma edición diaria con opiniones contrarias sobre lo que deben hacer las potencias occidentales al respecto. Y las opiniones básicamente oscilan entre atacar al ISIS (y a Siria por tanto) con bombas o ataque terrestre y el no atacar sino predicar los valores occidentales que ellos buscan socavar. Porque, hablando de los partidarios de no atacar, ése es precisamente el objetivo de los terroristas, que llevados por la ira renunciemos a los principios que ellos, encerrados en su fundamentalismo musulmán retrógrada medieval, tanto desprecian y por los que nos desprecian como seres inferiores. Aquí comienzo a disentir de los que ven esta guerra como la lucha entre los buenos y los malos. Yo no solo veo valores positivos en el mundo occidental. Junto a la libertad, la democracia, la igualdad, el respeto a las libertades, el derecho a la expresión y la opinión, a la educación, a la propia decisión sobre la sexualidad, la libre empresa, al libre comercio, también veo la pérdida de valores morales, la invasión de la privacidad, el linchamiento público en prensa o en redes sociales, la frivolidad, la hipocresía, el frío capitalismo, la avaricia, la pornografía, el comercialismo barato, la manipulación a través de la publicidad, la inundación de comida y hábitos chatarra, el imperialismo. Cuando oigo que los bárbaros radicales musulmanes quieren acabar con nuestra cultura, y que hay un trasfondo de envidia en ese desprecio, luego me pregunto cómo puede alguien envidiar todo lo malo y podrido de la cultura occidental que nos hemos forjado. Y no puedo dejar de pensar que, en cierta forma, nosotros, los occidentales como grupo, como sociedad, como conglomerado confuso, nos hemos hecho despreciables por todo lo malo que tenemos. En este momento recuerdo tantas conversaciones y lecturas en que hemos reconocido lo decadente de nuestro mundo (occidental), nos hemos quejado de la pérdida de valores, de las injusticias, de la maldad que reina en nuestras ciudades, en los mensajes directos o subliminales de la televisión, de Facebook, de Instagram o de lo que quieras, en que la juventud anda desorientada, que la educación cada vez es más pobre, que la familia cada vez se desintegra más, que los alumnos ya no respetan como antes a los maestros y a las instituciones, que nadie quiere ya saber de religión y de moral, que cada vez estamos más perdidos. Y todo eso malo que nos aqueja ha dejado de ser un secreto. Con el alcance mundial que tienen las redes sociales, ya no solo nuestras virtudes (nuestra propaganda oficial) son conocidas en el mundo islámico, también y sobre todo nuestros defectos y males. ¡Más que envidia (de la buena o de la mala), yo veo desprecio hacia lo que somos, hacia lo que nos hemos convertido! Por supuesto, hay locos al frente de un negocio político, a la cabeza del ISIS, probablemente manipuladores del sentir popular. Pero esos locos no serían nada y no tendrían ningún poder sin ese pueblo que, quizá, antes nos (al mundo occidental) admiraba y envidiaba, pero que ahora, en un gran porcentaje de ese pueblo, nos desprecian. Y nosotros nos preguntamos cómo solucionar este problema que esta guerra contra el terrorismo nos ha traído, y discutimos qué medidas deben tomar los gobiernos de las principales potencias occidentales, y si deben bombardear o no, y en caso de bombardear (ya lo están haciendo), si aparte también deben armar un ataque terrestre, y con tropas invadir los territorios principales del ISIS, mientras otros dicen que no tiene caso invadir pues sería una guerra muy difícil, larga y costosa, y aún ganándola, donde muera el ISIS, muy bien podría surgir otro grupo terrorista igual o peor, como lo hay en otras partes, como el también terrible Boko Haram de Nigeria. Y lo lógico es que los gobiernos de esos países ataquen, pues esa vocación militarista está en la raíz misma de esos Estado-Naciones, pues en ella radica la defensa y protección de sus gobernados, la seguridad de los pueblos, el motivo número uno por el cual les pagamos sus sueldos vía impuestos. Pero entonces me quedo con un sabor amargo en la boca, el que tiene el que aún antes de hacer algo sabe que va a salir mal, y que no se va a solucionar nada, y que solo va a generar más odio y más dolor, más muerte, más desolación, y más odio, y más odio.
Decía Bill Clinton a George W. Bush: “It´s the economy, stupid” y no puedo dejar de pensar “¡Somos nosotros!”, sí, creo que la única solución a esta guerra triste y estúpida está en nosotros, no en nuestros gobiernos, sino en lo que nosotros hemos hecho (que ya no podemos cambiar) y en lo que nosotros hagamos de aquí en adelante. Mientras finjamos que todo está bien y que el problema principal no está en nosotros, todo seguirá igual. Mientras ignoremos a nuestros hermanos que sufren hambre, marginación, pobreza, todo seguirá igual y peor, mucho peor. Un día sale una noticia de un atentado en Siria, al día siguiente otro en Túnez, al siguiente otro en Líbano, y nos encogemos de hombros, como diciendo “¡en qué mundo vivimos!” y enterramos ese recuerdo porque nos parece poco relevante en nuestras vidas y al día siguiente hay un atentado en París y nos llenamos de indignación y asombro, y cantamos la Marsellesa y cambiamos perfiles de Facebook por la bandera francesa y llenamos páginas enteras de opiniones sobre los terribles atentados, mientras ignoramos y menospreciamos las muertes, huérfanos, viudas, mutilados, vidas destruidas en aquellos países que, tristemente no nos interesan. Mientras mantengamos esta forma de pensar estúpida, hipócrita, inhumana y despreciable, vamos a estar expuestos al odio y fanatismo de aquéllos que, en el fondo, simplemente nos desprecian. ¡Nos hemos hecho odiosos! ¿Por qué razón tantos ciudadanos europeos han abandonado comodidades y una vida tranquila y han abrazado una causa llena de odio y muerte? No es porque sean tontos o estén desequilibrados. Es que, sin darnos cuenta, hemos acunado en sus corazones, lentamente y poco a poco, la dolorosa sensación de no pertenencia a una sociedad de que tan fría, inhumana y superficial, se les ha hecho ajena.
Éste, más que nunca, es el momento de integrar, de unirnos todos, no contra ellos, sino con ellos, de ser compasivos, de pensar en el prójimo y hacer juntos un mundo mejor. Tenemos hoy una herramienta valiosísima, las redes sociales, a través de la cual ejercer la mejor propaganda posible, a través de ellas podemos llegar a la intimidad y al corazón mismo de nuestros hermanos resentidos ¡mostremos a través de nuestras palabras y sobre todo de nuestro ejemplo, que como sociedad y como personas no estamos perdidos! Cada conversación en Facebook sobre lo que estamos comiendo en un restaurante o mostrándonos embriagados en una fiesta o platicando soberanas tonterías, es una raya más al tigre en que nos hemos convertido. Y peor, nuestro mal ejemplo en casa, con nuestros hijos, al mentirles, al insultar a los demás, al hablar solo de frivolidades, al mostrar desinterés por ellos, al pasar mucho tiempo en redes sociales, al alejarnos y no pasar tiempo en familia, al no darles amor, es una semilla que germinará en sus corazones y los hará parte del problema que nos hace, cada vez más, la sociedad que nunca antes pensamos y que hoy nos cuesta trabajo reconocer como nuestra.
Creo, francamente, que tenemos mucho trabajo por hacer.

domingo, 4 de octubre de 2015

Jesús de Nazaret (últimos días), Joseph Ratzinger

Esta entrada habla, sobre todo, de Jesús, y refleja la fuerte admiración que siento hacia su figura (admiración que no me exenta, sin embargo, de ser crítico con algunas frases del Jesús que nos presentan los Evangelios) y la veneración que, como cristiano y católico, profeso hacia el hombre que muchos consideramos el Hijo de Dios, el Salvador, el Buen Pastor.

Compré hace unos meses el libro al que me refiero en el título y lo he ido leyendo poco a poco, y con algunas interrupciones. Aún estoy en eso y supongo que a esta entrada la iré complementando con nuevos comentarios conforme avance mi lectura.

A Joseph Ratzinger siempre se le ha reconocido una estatura intelectual que lo convierten en uno de los principales teólogos católicos de los últimos 50 años, y considero por ello un privilegio poder acceder a un libro tan profundo, y a la vez tan accesible en su lenguaje, escrito sobre la figura y mensaje de Jesús, por alguien tan culto e inteligente, durante el tiempo que era papa (lo presentó el 25 de abril de 2010), y con el añadido de que, al no ser una encíclica papal, Benedicto XVI se permitió hablar en un modo muy personal de las diversas opiniones que sobre Jesús existen, incluyendo las de teólogos protestantes y, sin descalificar a nadie, emitir una opinión que busca fundamentar siempre en los textos bíblicos.

Quizá lo que me hizo comprar este libro unos dos años después de haber renunciado al pontificado su autor es, precisamente, que su renuncia y la distancia que tenemos ahora con el personaje, me han permitido apreciarlo mejor y respetar más sus posturas conservadoras.

Mucho se criticó a Benedicto XVI, durante los 8 años que fue Papa, su conservadurismo en temas como el aborto o el divorcio. Yo mismo me puse del lado de sus críticos. Sin embargo, me digo yo, ¿qué otra postura puede tener, por ejemplo, sobre el divorcio, cuando según los Evangelios el mismo Jesús dijo "lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre"? Frases y posturas tan terminantes como ésa de Jesús no dejan mucho margen de maniobra a un católico convencido de la verdad de los Evangelios, y por el contrario, el defender valientemente y contra viento y marea lo que, al parecer, el mismo Jesús predicó, merece nuestra admiración a su valentía y reconocimiento a su congruencia intelectual.

Muchos criticaron, considero que muy injustamente, a Benedicto XVI su papel en los escándalos de pederastia en la Iglesia Católica, siendo que fueron, en su gran mayoría, anteriores al inicio de su papado, y durante los 8 años que fue Papa, Benedicto XVI emprendió una política de no tolerancia en todos los casos denunciados, postura que por cierto contrastó mucho con la de su antecesor, que fue, más bien, de oídos sordos como si el problema de pederastia no existiera.

Como un tercer punto, también su renuncia acrecentó mi admiración hacia su persona por ejemplo y estatura moral que exhibió al reconocer, con humildad, no tener ya las fuerzas para llevar tan grandes responsabilidades en la época tan difícil para la Iglesia Católica que le tocó vivir.

Sin más dilaciones, escribiré algo de lo que me ha parecido más interesante del libro.

1. El momento en que ocurrió la Última Cena.

Dice Marcos 14, 12-17 "El primer día de la fiesta en que se comen los panes sin levadura, cuando se sacrificaba el Cordero Pascual, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la Cena de Pascua?". Marcos, al igual que Mateo y Lucas enfatizan que la Última Cena fue la Cena de Pascua de los judíos.

Juan, por otra parte, dice en 13, 1-2 "Antes de la fiesta de Pascua… estaban comiendo la cena…", lo cual contradice lo dicho por los otros 3 evangelistas (los Evangelios Sinópticos).

Juan en 18,28 dice "Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al tribunal del gobernador romano. Los judíos no entraron para no quedar impuros, pues ése era un lugar pagano, y querían participar en la comida de la Pascua", es decir, Juan enfatiza que hasta ese momento todo lo narrado era anterior al inicio de la Pascua.

El mismo Marcos en 14, 1-2 parece que contradice la cronología que usa en 14, 12-17, al decir "… buscaban la manera de detener a Jesús con astucia para darle muerte, pero decían "No durante la fiesta, para que no se alborote el pueblo"".

De los pasajes anteriores Ratzinger concluye como poco probable que los judíos hubieran prendido a Jesús ya iniciada la Pascua. Ratzinger menciona que muchos exégetas consideran que Juan tiene razón en que el prendimiento de Jesús fue antes de la Pascua y que los pasajes de Marcos que dicen que la Última Cena fue la noche de la Cena Pascual judía fueron añadidos más tarde (y por tanto serían apócrifos). Ratzinger matiza esto último y trata de darle la vuelta al asunto, pero termina concluyendo:

Que Jesús sabía que lo iban a prender antes de iniciar la Pascua judía y por consiguiente celebra su Última Cena con uno o dos días de anticipación.

Que los sacerdotes lo prendieron al menos 24 horas antes de que iniciara la Pascua, probablemente 48 horas antes, pensando que Jesús ya estaría muerto antes del inicio de la Pascua.

Que las dilaciones de Herodes y de Pilatos ocasionaron que la crucifixión, el viernes a las 9AM, se diera solo horas antes del inicio de la Pascua, que comenzaría el viernes al anochecer.

2. Significado de las palabras de la Eucaristía.

Dijo Jesús "Esto es mi cuerpo que será entregado por ustedes. Hagan esto en conmemoración mía" y "Esta es mi sangre, sangre de la alianza derramada por muchos para el perdón de los pecados" o "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes".

Éxodo 24, 8 dice "Entonces Moisés tomó la sangre con la que roció al pueblo, diciendo "Ésta es la sangre de la Alianza que Dios ha hecho con ustedes"". Ésta fue la alianza hecha por Dios con el pueblo hebreo al inicio de su estancia en el desierto, sellada con sangre. Pero esta alianza fue rota, traicionada muchas veces por el pueblo.

Al pasar de los siglos algunos profetas hicieron mención de que sería necesaria una nueva alianza, como Jeremías en 31, 31-34 "Ya llega el día, dice Dios, en que yo pactaré con el pueblo de Israel una nueva alianza… pondré mi Ley en su interior, la escribiré en sus corazones… yo entonces habré perdonado su culpa y no me acordaré más de su pecado". En Isaías 53, 1-12 leemos "…eran nuestros pecados… los que él llevaba… fue llevado cual cordero al matadero… herido de muerte por los crímenes de su pueblo… él ofreció su vida como sacrificio por el pecado… el Justo, mi servidor, hará una multitud de justos, después de cargar con sus deudas… porque se ha negado a sí mismo hasta la muerte y ha sido contado entre los pecadores, cuando llevaba sobre sí los pecados de muchos e intercedía por los pecadores".

Ratzinger hace ver cómo Jesús quiso dejar claro a sus discípulos que con su muerte estaba inaugurando una nueva alianza, dando cumplimiento a una promesa largamente esperada, y que esta nueva alianza sería permanente e indestructible.

También, como dice en Juan 10, 18 "Nadie me quita la vida, sino que yo la entrego libremente".

Parece claro, dice, que al hablar de dar su cuerpo se refiere a toda su persona.

Ratzinger añade que el verdadero mensaje de fondo de la Última Cena no es la partición del pan y el vino, que son solo un símbolo, sino la entrega de Jesús como un nuevo Cordero Pascual, para sellar la Nueva Alianza por la cual todos podremos alcanzar la Salvación y quedar perdonados nuestros pecados, y que la sangre que sella la alianza es su propio sangre.

3. Domingo, el nuevo día del Señor.

Siempre me ha intrigado el que la Iglesia ha consagrado el Domingo (primer día de la semana) en lugar del Sábado (séptimo día) como día de descanso. Ratzinger dice, en relación indirecta a ese punto que el Señor dio su cuerpo y su sangre como don de la resurrección: cruz y resurrección forman parte de la Eucaristía; como el don de Jesús es esencialmente un don radicado en la resurrección, la celebración del sacramento debía estar vinculada necesariamente con la memoria de la resurrección, que ocurrió en domingo. Por eso la mañana del primer día se convirtió espontáneamente en el momento de la liturgia cristiana, en el domingo, el día del Señor.

Explica que el centro o momento culminante de la misa es, precisamente, la Comunión (en obediencia a la ordenanza "Hagan esto en conmemoración mía") y que alrededor de ese momento se fueron agregando lecturas, explicaciones y oraciones.

Más interesante aún es que entre las primeras comunidades cristianas ya era costumbre realizar la Comunión y en día Domingo. Al respecto menciona, por ejemplo, Hechos de los Apostóles 20, 7: "El primer día de la semana estábamos reunidos para la fracción del pan". También menciona Apocalipsis 1, 10 donde se advierte que ya era común conocer al domingo como el día del Señor. Al principio del siglo II Ignacio de Antioquía dice que "vivir según el día del Señor" se había convertido en la característica distintiva de los cristianos contra los que celebraban el sábado.

Finalmente, me parece que la afirmación por Jesús de que con su muerte y resurrección se sellaba una Nueva Alianza, sería la principal razón de conmemorar como nuevo día santo el domingo por encima del sábado.

4. Los Salmos.

Siempre he visto los Salmos como cánticos viejos y anticuados, que tienen poco que decirnos. Sin embargo, el escuchar cuando Ratzinger nos dice que Jesús acostumbraba citar y cantar Salmos, me hace ver a los Salmos con otros ojos.

Para los hebreos los Salmos eran (y son) la voz de David quien resume en oraciones todos los sufrimientos y esperanzas de Israel. Dice Ratzinger que en la Iglesia naciente, Jesús fue considerado muy pronto como el nuevo, auténtico David y por eso los Salmos podían ser recitados como una oración en comunión con Jesucristo.

Agustín de Hipona explica que cuando los cristianos oramos con los Salmos, es siempre Cristo quien habla.

Creo que una relectura de los Salmos tal vez sea necesaria.

5. Sobre el huerto de Getsemaní.

Es un huerto en la ladera del Monte de los Olivos. Es uno de los lugares más venerados del cristianismo.

Me gustaron mucho las palabras de Ratzinger: "Quien se detiene en él, se encuentra aquí ante un dramático punto culminante del misterio de nuestro Redentor: Jesús ha experimentado aquí la última soledad, toda la tribulación del ser hombre. Aquí, el abismo del pecado y del mal le ha llegado hasta el fondo del alma. Aquí se estremeció ante la muerte inminente. Aquí le besó el traidor. Aquí todos los discípulos lo abandonaron. Aquí Él ha luchado también por mí".

domingo, 12 de julio de 2015

Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España

Extractos del libro:

Y también pasó un Alonso de Ávila; fue capitán y el primer contador que hubo en la Nueva España, persona muy esforzada.

Y otra cosa digo, y no por distanciarme de ello: que quedé yo tan acostumbrado a andar armado y dormir de la manera que he dicho que después de conquistada la Nueva España tenía por costumbre de acostarme vestido y sin cama, y que dormía mejor que en colchones; y ahora cuando voy a los pueblos de mi encomienda no llevo cama; y si alguna la llevo, no es por mi voluntad, sino por algunos caballeros que se hayan presentes, porque no vean que por falta de buena cama la dejo de llevar; mas en verdad que me echo vestido en ella. Y otra cosa digo: que no puedo dormir sino un rato de la noche, que me tengo de levantar a ver el cielo y estrellas, y me he de pasear un rato al sereno, y esto sin poner en la cabeza cosa ninguna de bonete ni paño, y gracias a Dios no me hace mal, por la costumbre que tenía. Y esto he dicho porque sepan de qué arte andábamos los verdaderos conquistadores, y cómo estábamos tan acostumbrados a las armas y a velar.

Alonso de Ávila fue capitán ciertos días en lo de México y el primer contador que le eligió Cortés hasta que el rey nuestro mandase otra cosa; era de buen cuerpo y rostro alegre, y en la plática expresiva, muy clara y de buenas razones, y muy osado y esforzado; sería de hasta treinta y tres años cuando acá pasó, y tenía otra cosa, que era franco con sus compañeros…

En Jueves Santo de la Cena de mil quinientos diez y nueve años llegamos con toda la armada al puerto de San Juan Ulúa, y como el piloto Alaminos lo sabía muy bien desde cuando vinimos con Juan de Grijalva, luego mandó surgir en parte que los navíos estuviesen seguros del norte…

Y otro día, que fue Viernes Santo de la Cruz, desembarcamos así caballos como artillería en unos montones y médanos de arena que allí hay, altos, que no había tierra llana, sino todos arenales y asestaron los tiros como mejor le pareció al artillero, que se decía Mesa, e hicimos un altar adonde se dijo luego misa; e hicieron chozas y ramadas para Cortés y para los capitanes, y entre trescientos soldados acarreábamos madera, e hicimos nuestras chozas, y los caballos se pusieron adonde estuviesen seguros, y en esto se pasó aquel Viernes Santo.

Y luego le dimos poderes muy vastísimos, delante de un escribano del rey que se decía Diego de Godoy, para todo lo por mí aquí dicho. Y luego ordenamos de hacer y fundar y poblar una villa que se nombró la Villa Rica de la Vera Cruz, porque llegamos Jueves de la Cena y desembarcamos en Viernes Santo de la Cruz, y rica por aquel caballero que dije en el capítulo XXVI que se llegó a Cortés y le dijo que mirase las tierras ricas y que se supiese bien gobernar, y quiso decir que se quedase por capitán general, el cual era Alonso Hernández de Portocarrero.

Y volvamos a nuestra relación. Y fundada la villa, hicimos alcaldes y regidores, y fueron los primeros alcaldes. Alonso Hernández Puertocarrero y Francisco de Montejo, y a este Montejo, porque no estaba muy bien con Cortés, por meterle en los primeros y principal, le mandó nombrar por alcalde; y los regidores dejarlos he de escribir, porque no hace al caso que nombre algunos; y diré cómo se puso una picota en la plaza y fuera de la villa una horca, y señalamos por capitán para las entradas a Pedro de Alvarado, y maestre de campo a Cristóbal de Olid, y alguacil mayor a Juan de Escalante, y tesorero Gonzalo Mejía, y contador Alonso de Ávila, y alférez a fulano Corral, porque el Villarroel, que había sido alférez no sé qué enojo había hecho a Cortés, sobre una india de Cuba, y se le quitó el cargo; y alguacil del real a Ochoa, vizcaíno, y a un Alonso Romero.

jueves, 29 de enero de 2015

¿Todos somos Charlie? ¿Hasta dónde debe llegar la libertad de expresión?

Los ataques terroristas realizados por fanáticos musulmanes y mataron a 12 periodistas del semanario parisiense Charlie Hebdo el 7 de enero pasado ha avivado la polémica en muchas partes sobre hasta dónde puede/debe llegar la libertad de expresión.

Nunca antes en la historia unos asesinatos habían generado tanta indignación. 3.7 millones de personas es hasta ahora la cifra oficial de manifestantes en las calles en defensa de la libertad de expresión. "Todos somos Charlie" se ha convertido en el lema público del año.

Charlie Hebdo es un semanario satírico: satiriza a los demás, se burla de los demás, protegido por un derecho humano considerado universal que es el de la libertad de expresión. Aparte de sus columnas y editoriales, publica caricaturas en el mismo tono.

Como se ve, Charlie Hebdo ridiculiza tanto personajes de la política como de la religión, tanto de las iglesias cristianas como musulmanas, entre otras. Los dibujos a mí parecen grotescos, de un pésimo gusto y muy ofensivos. Rehuso indignarme por ellos, aún los que ofenden a Jesús, más los repruebo.

Me cuesta trabajo unirme al clamor "Todos somos Charlie". Repruebo terminantemente el fanatismo musulmán (como el de cualquier religión o ideología). Repruebo terminantemente el odio religioso y mucho más los asesinatos en nombre de la religión.

A la vez me parece que las caricaturas del semanario son ofensivas (muy ofensivas) y, al igual que muchos líderes de opinión, incluyendo los editores del New York Times y el papa Francisco, opino que la falta de respeto que muestran provocaron las peores pasiones en seres humanos que, sin esa provocación, no hubieran cometido los asesinatos de los periodistas.

La pregunta de fondo es: ¿Debe limitarse la libertad de expresión para no caer en ofensas o herir los puntos sensibles de los demás?

Muchísima gente cree que la libertad de expresión nunca y bajo ninguna circunstancia debe limitarse. Hoy el semanario Charlie Hebdo es más popular que nunca. Muchos medios de comunicación han acudido en su apoyo y solidaridad, como El País de España y el Jyllands-Posten de Dinamarca, que es un conocido diario danés que sigue la misma línea que Charlie Hebdo.

Me parece muy interesante el punto de vista del jefe de la sección Internacional del diario danés, que reproduce El País, y que leído. Creo que está muy bien explicado y redactado, por lo que en defensa de los defensores de la plena libertad de expresión, reproduzco el punto central:

"Y así volvemos al punto de partida: ¿Qué civilización somos si renunciamos a nuestro derecho a publicar opiniones y dibujos que a algunos pueden resultarles ofensivos? Básicamente se trata de un debate sobre cómo convivir en una sociedad cada vez más multicultural y al mismo tiempo mantener nuestras libertades. Podemos, como en las sociedad que no son libres, buscar una falsa armonía criminalizando continuamente nuevas expresiones de acuerdo con la siguiente máxima: si aceptas mi tabú y no te expresas crítica u ofensivamente sobre lo que para mí es sensible y sagrado, yo haré lo mismo".

"En sociedades como la nuestra, en las que crece la diversidad, éste es el camino hacia la tiranía del silencio".

"Otro camino es insistir en que el precio que todos tenemos que pagar por vivir en democracia, con libertad de expresión y de culto, es que nadie tenga un especial derecho a no ser ofendido. Los colaboradores de Charlie Hebdo no habrán muerto en vano, si elegimos este camino como reacción a su asesinato".

El punto de vista de los defensores de la libertad de expresión total, así sea ofensiva, está excelentemente bien planteado en los párrafos precedentes. Pero no terminan de convencerme.

¿Me gusta que se metan con mi mamá, o con mi papá, o con mi esposa, o con mis hijos? ¿que los insulten en la prensa? Si yo fuera una figura pública, ¿da eso derecho a la prensa de dibujar a mi mamá como les dé la gana?
A mí, desde niño, me enseñaron el valor del respeto. Respeta a los demás si quieres que te respeten a ti. El respeto como valor sagrado… porque el respeto, como la libertad de expresión, también es un valor.

Y cuando dos valores se llegan a contraponer, es necesario decidir qué valor debe prevalecer. ¿Queremos una sociedad donde todos nos podamos decir lo que sea aún cuando nos insultemos y ofendamos? ¿O queremos una sociedad donde el respeto nos guíe en los límites de esa libertad?

Para mí está claro y nos muestra la decadencia de la sociedad actual, donde el respeto se ha perdido. Entre libertad de expresión y respeto, me quedo con el respeto.

"Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz".

domingo, 28 de diciembre de 2014

Biografía de Antonio Caso (con información recabada de Conaculta, María E. Álvarez y Enrique Krauze)

El maestro y filósofo Antonio Caso Andrade nació el 19 de diciembre de 1883 en la ciudad de México, en plena era porfiriana. Fue hijo del ingeniero de caminos Antonio Caso. Vivió en la colonia Santa María, donde llegó a formar una enorme biblioteca dada su pronta afición a la lectura.



Alguna vez escribió "Sangre de indio y sangre española es la mía. Pero soy un mexicano de pasiones serenas. Mi amor por la patria no me inspiró la profesión de político ni de soldado. Mi ideal fue el estudio, los libros, el arte, la filosofía".

Fue hermano mayor de Alfonso Caso, reconocido arqueólogo y como él, también rector de la UNAM.

Antonio Caso estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Nacional de Jurisprudencia, recibiéndose de abogado en 1908. Entre sus profesores estuvo Justo Sierra, del cual se le considera discípulo y continuador. La docencia fue una de sus más cercanas actividades, pues sostenía que la educación sería la impulsora del cambio social en México.

En 1907 impartió conferencias sobre geografía e historia en la Escuela Nacional de Artes y Oficios. Antes de recibirse de abogado, figuraba ya en la juventud intelectual que preparaba la renovación literaria e ideológica que vendría después, y que, fundara la revista Savia Moderna (1906), con los hermanos Max y Pedro Henríquez Ureña, entre otros.

Antonio Caso y un grupo de amigos, entre los que se contaban Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, José Vasconcelos y Julio Torri, se reunían frecuentemente para tratar un amplio compendio de temas culturales, y a iniciativa de Antonio Caso le dieron forma con el nombre de El Ateneo de la Juventud. La trascendencia de ese movimiento cultural fue que representó una ruptura contra la filosofía del positivismo que reinó en México durante décadas del porfiriato, que en su vertiente elitista aducía que las sociedades siguen un camino progresista en la medida en que generan más riqueza y pone en un lugar secundario el justo reparto de esa riqueza. En contraposición, la nueva corriente, de la cual Antonio Caso fue partidario, mostraba una preocupación por el problema social y buscaba soluciones concretas para el problema de la pobreza.

Fue en 1910 el primer profesor de filosofía de la nueva Escuela de Altos Estudios (que se convertiría en la prestigiada Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional). Pronto ocupó también las cátedras de sociología y de lógica en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y en la Escuela Nacional Preparatoria.

Vinieron años difíciles para la cultura en México pues todo el país estaba en armas, el grupo del Ateneo de la Juventud se había disuelto y los intelectuales salieron del país o se recluyeron en un silencio interior. El único héroe de las letras y las ideas que permaneció firme en su puesto y en la lucha por la educación fue Antonio Caso. Como heredero de Justo Sierra, defendió la educación con pasión en ardorosos discursos y escritos y en polémicas que captaron la atención de la nación. Los enemigos de la educación eran, en aquellos tiempos tempestuosos, los grupos y personajes revolucionarios que buscaron quitarle autonomía a la Universidad Nacional y demás instituciones y supeditarlas al arbitrio y capricho de dichos jefes. En 1911 había ya luchado contra los positivistas y en 1913 es encarcelado por el régimen de Victoriano Huerta. Se opone a la militarización de la Preparatoria repitiendo a los cuatro vientos "Haced de cada cuartel una escuela, no de la escuela un cuartel".

A partir de 1915, Antonio Caso es el único filósofo y erudito que sigue, imperturbable, enseñando, organizando, dirigiendo, encausando a las nuevas generaciones de jóvenes, que habrían de dirigir la reconstrucción de México. En esos días es cuando se convirtió en "el maestro Caso".

En los siguientes años prosiguieron los ataques contra la educación: en 1917 el ataque vino de los carrancistas, en 1923 vino del ministro de educación José Vasconcelos, y en 1934 vino del influyente líder sindicalista Vicente Lombardo Toledano. Y siempre fue el maestro Antonio Caso quien defendió, con celo y autoridad, el derecho de la Educación en México a ser libre.



Fue director de la Facultad de Filosofía y Letras y rector de la Universidad Nacional de México (que se convertiría en la UNAM) en varias ocasiones. Viajó como embajador especial al Perú en 1921, sustentó conferencias en Chile, Argentina, Uruguay y Brasil, y regresó para el centenario de la batalla de Ayacucho (1924).

Antonio Caso fue una figura continental. Sus sabias enseñanzas fueron escuchadas con veneración y aplaudidas con entusiasmo por los estudiantes de casi todas las capitales de América.

En diversas cátedras de la Universidad Nacional y del Colegio Nacional (del que fue uno de sus fundadores en 1924) enseñó a generación tras generación. Su talento oratorio y su vibrante temperamento, le permitían exponer, con impresionante vigor y fidelidad, las doctrinas del filósofo que en ese momento explicaba. Nunca un profesor en México se había consagrado totalmente al estudio de la filosofía ni, dentro de sus actividades, la cátedra había sido su expresión más personal y brillante.

El público del maestro Caso rebasaba con mucho el aforo y el ámbito estudiantil. Acudían damas de sociedad y la comunidad artística en pleno (Ramón López Velarde, Enrique González Martínez, etc.). Para fortuna nuestra contamos con testimonios de discípulos suyos que transcribían palabra por palabra, con minúscula letra, sus cátedras. En testimonio de la maestra Concha Álvarez:

Se hizo el silencio expectante. Empezó a hablar el maestro. El tema del día era Sócrates. Ante nuestros ojos asombrados resucitó Atenas… En ese ambiente situó a Sócrates.
"Recorría las calles de Atenas inquietando los espíritus de sus conciudadanos con preguntas capciosas: ¿Qué es el bien? ¿Qué es la virtud? ¿Es una ciencia? ¿Se puede enseñar?
Los atenienses se irritaban, sentíanse lastimados, confundidos. La ironía de Sócrates rompía la cáscara de su vida fácil, les preocupaba. Y Atenas empezó a odiar al terrible dialéctico".
Y así continuó la cátedra, hasta la muerte del filósofo, que describió según la célebre Apología de Platón:
"Sentí que mis lágrimas corrían en abundancia y me cubrí la cara con el manto para llorar sobre mí mismo. Pues no era la desgracia de Sócrates la que lloraba sino la mía, al pensar en el amigo que iba a perder".
Terminó la clase. Nadie se movió de su asiento. Un silencio recogido, emocionado, siguió a sus últimas palabras. Fue después, pasada un poco la emoción, que estalló el aplauso.

La obra filosófica del maestro Caso es muy rica en contenido y en diversidad de aspectos, con numerosos puntos de vista personalísimos de originalidad indiscutible. Se ha enfrentado con elegancia a diversas teorías deshaciendo muchos errores y logrando en ocasiones verdaderas conquistas que le aseguran un puesto independiente como pensador.

Sin duda, su obra más importante es "La existencia como economía, como desinterés y como caridad" (1916), en la que revela su faceta mística, de apóstol y pastor laico. El siguiente párrafo es ilustrativo de su concepción de la caridad:

"La caridad es acción… La filosofía es imposible sin la caridad; pero la caridad es perfectamente posible sin la filosofía, porque la primera es una idea, un pensamiento, y la segunda una experiencia, una acción. Tu siglo es egoísta y perverso. Ama sin embargo a los hombres de tu siglo que parecen no saber ya amar, que solo obran por hambre y por codicia. El que hace un acto bueno sabe que existe lo sobrenatural. El que no lo hace no lo sabrá nunca. Todas las filosofías de los hombres de ciencia no valen nada ante la acción desinteresada de un hombre de bien".

Su obra "El problema de México y la ideología nacional" (1924) revela su actitud laica y liberal. El conjunto de ensayos está dedicado "A México, con mi filial amor". Caso argumenta que el problema más grave de México es su falta de unidad racial, cultural y social. Es precursor de la idea de México nación cultural, que Octavio Paz desarrollaría con amplitud. En la misma obra Antonio Caso señala la Reforma como "el capítulo más glorioso de la historia patria", la época en que "los hombres parecían gigantes".

Muchas otras obras forman parte de su arsenal literario, incluyendo libros de versos como Crisopeya (1931) y El Políptico de los días del mar (1935) y numerosos ensayos, como el magnífico "Los cuatro poetas modernos" en que se admira su prosa entusiasta y poderosa y de la cual, a manera de ejemplo, se muestran los siguientes fragmentos:

"Cervantes es también la milicia espiritual de una fe, el caballero andante de una religión el paladín de un esfuerzo para santificar al hombre. Mas, no por creyente iluso, ni por religioso fanático, ni por guerrero duro e inteligente, sino dúctil como la vida misma, irónico, sarcástico, reflexivo, inteligentísimo. El iluso es Don Quijote, la ilusión Dulcinea, la locura, los molinos convertidos en gigantes y las campesinas exaltadas a princesas; pero, junto al idealismo desbordante, camina ese filósofo cachazudo e impertinente, que suele cortar las alas del ensueño y poner plomo a las de la fantasía; Sancho Panza, caballero en su rucio, prudente como el miedo, ladino como el pueblo, sereno en sus reflexiones morales y políticas como un jurisconsulto romano de los siglos de oro".
"Cervantes es dueño del sentido de la tierra. Palpa el corazón de la vida, sin detener su movimiento propulsor; se sumerge en la realidad de la historia castellana. Atisba los movimientos inesperados y ocultos de las almas; define el espíritu del siglo, que lo es discusión y lucha, de descubrimientos científicos y reforma moral y religiosa; ausculta la conciencia de las gentes; perfila caracteres y situaciones inconexos, y no se sirve ya, para expresarlos, de la lengua cadenciosa de la poesía, sino de la más bella y robusta prosa que se ha escrito jamás; desmenuza los propósitos más sutiles del idealismo de Don Quijote, a la vez que ama y se recrea en el esplendor de los episodios pasajeros, que forman el tejido y la trama de la vida vulgar, especie de túnica abigarrada, a trechos brillantes, a trechos confusa, con que cubrimos el secreto del mundo. ¡Qué fruición la suya al difundirse por la realidad hasta desentrañar de ella lo imposible!"

Antonio Caso, a quien el erudito Alfonso Reyes recordó como el del "corazón de oro, aquella sabiduría, aquel entusiasmo intelectual, aquella gracia, aquella elegancia". Expositor inteligente, gran orador y maestro incomparable en filosofía, fue además un fino y certero aficionado en todas las demás ramas de la cultura, pues el interés comprendió también el arte, el pensamiento político, así como los problemas de la acción; y si en todas las especulaciones del saber es figura distinguida, no lo es menos en la lección que nos dio con su propia vida: enseñándonos que la mejor de las tareas y al mismo tiempo la más limpia y sabia política consiste en educar para la libertad.

El maestro Antonio Caso murió en la ciudad de México el 6 de marzo de 1946, sus restos fueron trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres el 19 de diciembre de 1963. Descanse en paz.

sábado, 13 de diciembre de 2014

De "The pursuit of happiness" a "I have a dream"

Una de las paradojas de la Declaración de Independencia de los EEUU es que su autor, Thomas Jefferson, en su afán de defender el derecho de las 13 colonias inglesas de Norteamérica a ser independientes, fue más allá de lo que la enorme mayoría de sus habitantes pensaban. Para justificar que el trato que recibían de la Gran Bretaña era injusto, Jefferson reivindicó la igualdad de todos los hombres (por cierto, no habló de mujeres) y sus derechos inalienables, como son el derecho a la vida, a la libertad, y a la búsqueda de la felicidad. Con esta declaración, Jefferson (y todos los firmantes) reconoció implícitamente el derecho, no solo de los hombres blancos, sino de los hombres de otras razas (incluyendo los negros) a ser libres y a buscar su felicidad. Si Jefferson fue plenamente consciente de lo que dijo entra en el terreno de la polémica, pero lo dijo.

Aspecto curioso es que la Constitución que años más adelante se promulgó en los EEUU no repite ni dichas frases ni esos derechos. Y sin embargo, la Declaración de Independencia cobró pronto tal aura de grandeza que en adelante la Constitución fue interpretada bajo el espíritu de los principios de la citada declaración.

Éste es el párrafo a que he hecho mención del texto de dicha Declaración:

"We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal; that they are endowed by their Creator with certain unalienable rights; that among these are Life, Liberty, and the pursuit of Happiness; that, to secure these rights, governments are instituted among men, deriving their just powers from the consent of the governed; that whenever any form of government becomes destructive of these ends, it is the right of the people to alter or to abolish it, and to institute new government, laying its foundation on such principles, and organizing its powers in such form, as to them shall seem most likely to effect their safety and happiness".

Así, cuando surgió la diferencia entre los Estados del Norte (antiesclavistas) y los del Sur (esclavistas), la inspiración de Abraham Lincoln guió, no en el campo de batalla, sino en el de las ideas, la lucha en contra de la esclavitud, que fue abolida en todo el territorio de los EEUU.

Sin embargo, un siglo después seguía habiendo una profunda discriminación en contra de los negros en muchas partes de los EEUU, especialmente en los estados del sureste, y en ese contexto surgió la figura de un gran líder, Martin Luther King Jr., quien pronunció un soberbio discurso (recomiendo mucho el video, que es muy emotivo) en el sitio del Memorial de Lincoln, Washington, D.C. el día 28 de agosto de 1963. Reproducir una parte de este discurso es mi intención con esta entrada de mi blog, pues lo que dijo constituye, muy probablemente, el mejor discurso que se ha pronunciado en la historia, al fundamentar de una forma muy lógica la defensa de sus ideas en la Declaración de Independencia de "los padres fundadores" y en las ideas de Abraham Lincoln. Estas fueron algunas de sus frases:

"I have a dream, that one day this nation will rise up and live out the true meaning of its creed: "We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal".
I have a dream, that one day on the red hills of Georgia, the sons of former slaves and the sons of former slave owners will be able to sit down together at the table of brotherhood.
I have a dream, that one day even the state of Mississippi, a state sweltering with the heat of injustice, sweltering with the heat of oppression, will be transformed into an oasis of freedom and justice.
I have a dream, that my four little children will one day live in a nation where they will not be judged by the color of their skin but by the content of their character.
I have a dream today!
I have a dream, that one day, down in Alabama, with its vicious racists, with its governor having his lips dripping with the words of "interposition" and "nullification" -- one day right there in Alabama little black boys and black girls will be able to join hands with little white boys and white girls as sisters and brothers.
I have a dream today!
I have a dream, that one day every valley shall be exalted, and every hill and mountain shall be made low, the rough places will be made plain, and the crooked places will be made straight; "and the glory of the Lord shall be revealed and all flesh shall see it together.
This is our hope, and this is the faith that I go back to the South with.
With this faith, we will be able to hew out of the mountain of despair a stone of hope. With this faith, we will be able to transform the jangling discords of our nation into a beautiful symphony of brotherhood. With this faith, we will be able to work together, to pray together, to struggle together, to go to jail together, to stand up for freedom together, knowing that we will be free one day.
And this will be the day -- this will be the day when all of God's children will be able to sing with new meaning:
"My country 'tis of thee, sweet land of liberty, of thee I sing.
Land where my fathers died, land of the Pilgrim's pride,
From every mountainside, let freedom ring!"
And when this happens, and when we allow freedom ring, when we let it ring from every village and every hamlet, from every state and every city, we will be able to speed up that day when all of God's children, black men and white men, Jews and Gentiles, Protestants and Catholics, will be able to join hands and sing in the words of the old Negro spiritual:
Free at last! Free at last!
Thank God Almighty, we are free at last!"

viernes, 12 de diciembre de 2014

La Virgen de Guadalupe

Es oficial: la virgen de Guadalupe es falsa. Se han dicho muchas cosas a favor y en contra de su veracidad.

Los que hablan en su favor dicen que la NASA ya la autenticó, y que las estrellas de su manto reflejan exactamente el cielo el día que se apareció por primera vez, y que la imagen está hecha de un material que no se encuentra en la Tierra o no ha sido descubierto, y que en los ojos de la virgen se ven personas a una escala minúscula, y que el lienzo se mantiene a temperatura corporal humana.

Los que dicen que es una farsa, bueno, pues dicen que es una farsa.

Yo desde hace mucho he pensado que el lienzo de la virgen de Guadalupe y la historia de su aparición es, o una monumental mentira que nos debe llenar de indignación, o un milagro formidable que debería convencer a todas las personas del mundo de la veracidad de la doctrina católica.

Bueno, pues ya me convencí de lo primero: es una monumental mentira y nos han tratado a los mexicanos como idiotas.

Prueba 1. Una imagen vale más que mil palabras (bueno, pues que sean varias imágenes):


El lienzo antes del siglo XX



El lienzo actual:

¿Cuál es la diferencia? El lienzo actual no tiene corona. Es diferente lienzo del anterior. Lo cambiaron. El lienzo actual no data de 1531 cuando se supone fue la aparición. Es falso. El lienzo antiguo. Seguramente también. Las supuestas pruebas de autenticidad que se han hecho al lienzo nuevo son pura mentira. Y si todo es mentira con este lienzo, más aún con el anterior.

Por cierto, el famoso pintor Miguel Cabrera, autor de uno de las pinturas anteriores, dijo: "Por cíngulo tiene una cinta morada de dos dedos de ancho, que atada en medio de la cintura se le ven sueltos sus extremos. El manto le cubre modestamente parte de la cabeza, sobre el que tiene la real corona, que se compone de diez puntas o rayos". Creo que la parte de la corona es bien clara".

Otra fuente muy fiable es Francisco Javier Clavijero, quen dijo: "Por toda la parte exterior del manto se ven distribuidas con arte cuarenta y seis estrellas, ventidós del lado derecho y veinticuatro del izquierdo. Y finalmente, la sagrada imagen tiene sobre la cabeza una corona de oro de diez rayos agudos".

Prueba 2: ¿Por qué Virgen de "Guadalupe"? Es bien sabido que la original virgen de Guadalupe está en Guadalupe, España. El nombre "Guadalupe" viene de la virgen española (más antigua). ¿Y por qué tomó el nombre de una virgen española? Pues la lógica me parece que indica que porque es una pintura inspirada en la virgen de Guadalupe de España (que también es morena y también tiene estrellas en el vestido). Esta virgen española es, por cierto, la principal y más venerada de Extremadura, la región de donde privinieron la mayoría de los conquistadores españoles en el hoy territorio mexicano, incluido Hernán Cortés, lo que parece ratificar que la imagen de la virgen de Guadalupe mexicana fue copiada de la española.

Prueba 3: Fray Juan de Zumárraga, el obispo de México en 1531, a quien según la tradición guadalupana le llevó San Juan Diego la imagen de la virgen de Guadalupe, y quien según esto, validó el milagro y ordenó la construcción de un templo en el cerro del Tepeyac, nunca escribió nada sobre dicho supuesto acontecimiento ni sobre Juan Diego. Debemos suponer entonces que el suceso fue un invento posterior. Por cierto, el obispo Zumárraga escribió en su obra Regla Cristiana: "Ya no quiere el Redentor del mundo que se hagan milagros, porque no son menester, pues está nuestra santa fe tan fundada por tantos millares de milagros como tenemos en el Testamento Viejo y Nuevo".

Prueba 4: se dice que la NASA verificó que los materiales del lienzo "no es ninguno de los elementos conocidos de la tierra", pero la NASA no se dedica a nada de eso, y si el estudio hubiera sido serio, habría tenido más difusión internacional. No la tuvo. ¿Por qué? Mientras no haya mayor difusión, y con los antecedentes de la falsificación de la pintura, solo puedo arriesgar que la supuesta investigación de la NASA es un engaño más.

Prueba 5: En 1982 la abadía de Guadalupe ordenó un análisis científico a la tela y el resultado, muy poco difundido en su momento, fue que la tela es de algodón, completamente humana. El abad mandó los resultados al Vaticano, donde muy poco caso le hicieron (tan es así que el papa Juan Pablo II iniciaría el proceso de beatificación de Juan Diego).

Prueba 6:
"La existencia del indio Juan Diego no ha sido demostrada, podríamos obtener muchas firmas de eclesiásticos preparados, así como de laicos intelectuales que avalan esta carta, pero no queremos provocar un inútil escándalo, simplemente queremos evitar que disminuya la credibilidad de nuestra Iglesia".
"La imagen de la Virgen de Guadalupe es producto de una mano indígena y no de un milagro".
"Por ese precioso sincretismo religioso, fue sustituida, superada y cambiada por la verdadera devoción, a la verdadera madre de Dios: a la Diosinantzin y ya no la Tonantzin".
¿Quién dijo eso? El último abad de la basílica de Guadalupe, Guillermo Schulenburg.
¿Qué ganaba él con mentir? Nada.
¿Por qué lo hizo? ... ¿para limpiar su conciencia desenmascarando una farsa de la que él, en su posición, tenía conocimiento directo?

Prueba 7:
Es una enorme coincidencia que la Virgen María haya elegido como lugar de sus apariciones un cerro sagrado de los aztecas donde adoraban a la diosa Tonantzin. Si fuera cierta esa historia, sería prueba de un enorme sincretismo religioso que, la verdad, en ninguna parte de los Evangelios encuentro. No veo una sola cita bíblica donde se observe que Jesús hubiera querido tomar ideas de otras religiones.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Nelson Mandela, Invictus



Desde el día en que murió Nelson Mandela, el 5 de diciembre de 2013, supe que tenía que escribir algo sobre él, con la esperanza de que algún día esto que escribo en estos blogs pueda ayudar a alguno de mis hijos, si por lo difícil de mi carácter no tengo buena comunicación con ellos. Y qué mejor que hablar de una persona a la que admiro tanto.


De raza indígena (el pueblo xhosa), víctima como todos los indígenas de su país (de raza negra) de una profunda discriminación. Muchas veces es difícil para quien no la ha padecido, entender qué es ser discriminado. Creo que el paralelismo menos malo de cuantos tenemos cercanos es cuando estamos en un restaurante y vemos entrar a alguien moreno, con mirada recelosa, y que no está vestido de acuerdo a nuestros estándares. Generalmente pensamos que qué hace esa persona ahí, que si sabrá lo que cuesta, que si querrá pedir limosna, que si querrá robar, que si olerá feo, que si se va a sentar ojalá que no se siente cerca. Me confieso culpable de esa discriminación. Y me siento profundamente avergonzado de eso, aun cuando sea algo inconsciente.

Mayoría o minoría, nadie debe nunca ser discriminado, y la gente de raza negra eran mayoría y víctimas de una terrible discriminación. Por reclamar sus derechos fue encarcelado a los 44 años de edad. Estuvo en prisión 27 años. Salió a los 71 años de edad.

Al salir de la cárcel muchos se acercaron a él pensando que querría vengarse de los que lo encerraron. Él no quería venganza, quería reconciliación.

Al convertirse en presidente de Sudáfrica predicó el perdón y la unión de todos los sudafricanos. A nivel mundial también predicó el perdón y la reconciliación.

Algunos le reprochan su apoyo a algunos dictadores como Fidel Castro y Muammar Gaddafi. Yo creo que pudo estar equivocado al creer que ellos eran buenos gobernantes, pero a Nelson Mandela no lo honramos por haber estado exento de errores. Lo honramos por sus virtudes, por su don de gentes, su humildad, su ejemplo de amor, la bondad de su alma, el perdón, su espíritu incansable en las peores adversidades.

Nelson Mandela perdonó a los que lo dañaron. Y perdonó a los que dañaron al pueblo sudafricano. Y a todos los afectados los ayudó a perdonar. No metió a nadie a la cárcel. Perdonó. Esto es lo que más me ha impactado del legado de Nelson Mandela. El perdón. Virtud humana. Virtud cristiana.

¿Podemos perdonar? ¿Debemos perdonar? Mandela creyó que sí.

Tras la SGM los aliados juzgaron a los nazis en el tribunal de Nuremberg y los condenaron a prisión. ¿Qué hubiera hecho Nelson Mandela? ¿Estaba Mandela equivocado? Quizá desde un punto de vista jurídico Nelson Mandela estaba equivocado. Todo criminal debe ir a la cárcel. Pero desde un punto de vista humano, el perdón lo es todo. Jesús perdonó todos sus pecados a todo aquél que se arrepentía. Jesús predicó el arrepentimiento. Dios nos perdona a todos una y otra vez. Jesús pidió que el que estuviera libre de pecado tirara la primera piedra. Nelson Mandela actuó como Jesús pidió que actuáramos. ¿Es eso malo? Muy difícil sí.

Perdonar como Mandela no es fácil, pero es bueno.

¿Y qué decir de su espíritu inquebrantable?

Como me es tan difícil hablar de Nelson Mandela, busqué algunas de sus frases, que aquí reproduzco:

Yo no tenía una creencia específica, excepto que nuestra causa era justa, era muy fuerte y que estaba ganando cada vez más y más apoyo.

La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.

Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo.

Mandela: ¿Qué posibilidades tenemos de ganar la copa mundial de rugby? Asesor: Según los expertos no podremos pasar de cuartos de final. Mandela: Según los expertos, tú y yo deberíamos seguir en la cárcel. Y aquí estamos presidiendo el país.

Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces él se vuelve tu compañero.

Nunca, nunca y nunca otra vez, debería ocurrir que esta tierra hermosa experimente la opresión de una persona por otra.

He atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que estoy dispuesto a morir.

Ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás.

El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo. No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras. Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros.

Debemos usar el tiempo sabiamente y darnos cuenta de que siempre es el momento oportuno para hacer las cosas bien.

Una nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por cómo trata a los que tienen poco o nada.

El perdón libera el alma, elimina el miedo.Por eso es una herramienta tan poderosa.


Nelson Mandela encontró fuerza en la prisión con un poema escrito en una hoja de papel, que leyó una y otra vez. El poema se llama Invictus, fue escrito en 1875 por un poeta inglés, William Ernest Henley. Este poema es inspirador y,
al leerlo, me pareciera escuchar en sus palabras al mismo Mandela. De alguna forma me parece que estas palabras reflejan mejor que nada al gran Nelson Mandela:

Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.


En la noche que me envuelve,
Negra como un pozo insondable,
Agradezco al Dios que sea,
Por mi alma inconquistable.

En las feroces garras de la circunstancia
No he gemido ni llorado.
Bajo los golpes del destino
Mi cabeza sangra, pero no se inclina.

Más allá de este lugar de ira y lágrimas
Solo emerge el horror de las sombras,
Y sin embargo la amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará sin miedo.

No importa cuan estrecha sea la puerta,
Cuan cargada de castigos la sentencia,
Soy el dueño de mi destino,
Soy el capitán de mi alma.

¿Dios existe?

Hace tiempo, platicando, dije cuáles son las 5 mayores interrogantes que me he formulado y para las que aún no tengo respuesta. Una de ellas es ¿Dios existe? Pregunta profunda sobre la que se han hecho apasionadas defensas tanto del sí como del no. Y tanto los convencidos de su existencia como los ateos se expresan como si tuvieran pruebas.

Yo creo que no es posible demostrar ni una tesis ni la otra. El ateo puede dar todos los argumentos del mundo, pero no puede demostrar la no existencia de lo que está por encima de la razón y, de acuerdo a los defensores de su existencia, por encima incluso de las leyes de la Física. El creyente puede dar todos los ejemplos y alegorías que se le ocurran, pero a final de cuentas debe admitir que la existencia de Dios es cuestión de fe.

Hay un video muy bonito que por supuesto no tiene validez histórica y que muestra a Einstein niño en una clase en la que el profesor dice que si Dios existe Dios es malvado, pues si Él creó todo, Él creó la maldad, lo que significa que Él es malvado; entonces Einstein alza la mano y le pregunta al profesor si el frío existe y tras que el profesor afirma que por supuesto que existe, el niño dice que en realidad el frío no existe, que lo que conocemos como frío es la ausencia de calor. A continuación Einstein vuelve a preguntar si existe la oscuridad, el profesor afirma que sí, y el niño dice que la oscuridad tampoco existe, puesto que en realidad es la ausencia de luz. El profesor baja la mirada avergonzado de haberse precipitado al afirmar sendas mentiras, pero el niño (genio) lo contrarremata diciendo "El mal no existe. Es como la oscuridad y el frío. Dios no creó el mal. El mal es el resultado de lo que sucede cuando el hombre no tiene el amor de Dios presente en su corazón".

Al terminar el video dan ganas de aplaudir la "sabiduría" del niño (¿es Einstein, no? desde ahí se le notaba que era un genio), aunque por supuesto, la escena es ficticia. Einstein dejó muy claro que "Creo en el dios de Spinoza, que es idéntico al orden matemático del Universo". Einstein creía en un Dios panteísta, o dicho de otra forma, la naturaleza divina de todo cuanto nos rodea, pero no creía en un Dios personal, por lo tanto no creía que Dios fuera bueno y que la ausencia de Dios fuera el origen de la maldad humana. Por otra parte, me quedo pensando que quienes hicieran un video tan interesante no tenían necesidad de mentir diciendo que ese niño era Einstein, y que al mentir denigran la intención del video, que era demostrar la existencia de Dios. Sin embargo, a mi entender, el video no demuestra la existencia de Dios, sino que en todo caso refuta una crítica hecha por el ateísmo en el sentido de que dado que la maldad existe Dios no puede existir. Creo que el video hace una refutación sorprendentemente buena, pero definitivamente no demuestra la existencia de Dios.

Hay otro video del peluquero y el cliente que durante la peluqueada lee la Biblia, y al final el peluquero le dice que él no cree en Dios, porque si Dios existiera por qué hay niños abandonados, y enfermedad, y sufrimiento. El cliente, al salir de la peluquería, se encuentra a un joven de los que dices "éste no sabe que existen las peluquerías". Entonces se le ocurre un contraargumento y regresa a explicárselo al peluquero. Le dice: "¿Sabes que los peluqueros no existen?", "¿Cómo que no, si acá estoy yo?" "No, no existen, porque si existieran no habría personas con el pelo tan largo como el de este hombre". A lo que el peluquero contesta "Los peluqueros sí existen, el problema es que estas personas no vienen a mí". Y el cliente concluye "¡Exacto, ése es el punto, Dios existe, el problema es que la gente no va a Él, por eso es que hay tanto dolor y miseria en este mundo!".

El video es brillante para refutar esa supuesta prueba de la no existencia de Dios. Pero no da ninguna prueba de la existencia de Dios. Y volvemos a quedar en lo mismo. En mi opinión no hay pruebas ni de la existencia de Dios ni de su no existencia.

Dios es una cuestión de fe. No es de hablar aquí de religión, porque religiones hay muchas y no me atrevería a afirmar que una es mejor que las otras.

El hecho es que procuro que vayamos a misa todos los domingos y procuro que mis hijos entiendan los Evangelios y aprecien el sentido de la misa. Esto puede parecer una contradicción con mis dudas sobre la existencia de Dios.

Quien no está seguro de creer en Dios no puede ser un auténtico católico, o un auténtico cristiano. Pero yo quiero creer en Dios. Quiero creer en Dios de la misma forma que quiero creer que puedo ser bueno o que quiero creer que puedo ser un buen esposo, un buen padre, un buen hijo, un buen ser humano, un buen ciudadano... Si no estoy seguro que puedo ser bueno, ¿no vale la pena ser bueno?

Puedo no estar seguro de algo, pero si quiero creer, tengo derecho a tratar de creer. Tengo derecho a querer creer en Dios, aunque tenga dudas, de la misma forma que seguramente la mayoría de las personas que afirman creer en Dios también tienen dudas.

San Juan el Bautista tuvo dudas. San Pedro tuvo dudas y negó tres veces a Jesús y es el prototipo del hombre de poca fe. Y Dios sana al hijo del que fue a ver a Jesús y dijo "Creo, Señor, ayúdame en mi incredulidad" (Marcos, 9:24). El papa Benedicto XVI dijo algo que me llena de esperanza en mi poca fe: "Lo que me llena de estupor no es la incredulidad sino la fe. Lo que me sorprende no es el ateo, sino el cristiano". En esas frases encuentro una esperanza al reconocer el mismísimo papa que lo raro es ser un hombre de fe.

Yo le pido a Dios que me ayude a fortalecer mi fe. Y si logro tener más fe, que la logre transmitir a mis hijos, porque estoy convencido de que "el que tiene fe, nunca está solo", como decía Thomas Carlyle. O como dijo Víctor Hugo: "Una fe: he aquí lo más necesario al hombre. Desgraciado el que no cree en nada". Leon Tolstoi dijo "la fe es la fuerza de la vida, si el hombre vive es porque cree en algo". Facundo Cabral: "Buscar a Dios es encontrase con uno; si tienes fe, moverás al mundo". Alejandro Dumas: "La fe es hermana de la esperanza y de la caridad". Lao-Tsé: "Poca fe se otorga a los que tienen poca fe". Marco Aurelio: "Van mal los asuntos humanos cuando queda solamente la fe en los asuntos materiales". Blaise Pascal: "La fe dice lo que no dicen los sentidos, pero no lo contrario de lo que ven. Está por encima de ellos pero no contra ellos". Khalil Gibrán: "La fe es un oasis en el corazón, que nunca será alcanzado por la caravana del pensamiento". Miguel de Unamuno: "¿Racionalizar la fe? Quise hacerme dueño y no esclavo de ella, y así llegué a la esclavitud en vez de llegar a la libertad en Cristo". Entre otras frases de la Biblia acerca de la fe, algunas me gustan particularmente, como cuando Jesús afirma (o al menos Juan 6:35 dice que Jesús dijo) "Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed". En Juan 7:38 Jesús afirma "De aquél que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva". El apóstol predilecto dice en 1 Juan 5:5 "¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?".

Es fácil tener más fe en Dios después de leer frases tan bellas y a la vez tan comprensivas con el que duda.

Sin embargo no estoy seguro de que uno tendría más fe si aquello en lo que se cree no genera en el alma amor y esperanza, sino miedo y dolor. Y es que no siempre a Dios se nos presenta como amor. Hay veces en que se nos presenta tan cruel y temible que el alma más bien desea no volver a escuchar sobre la existencia de Dios y definitivamente perder la fe para no volver a tener miedo de Dios.

Así encontramos las siguientes temibles frases en la Biblia. Romanos 12:19-21: "No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor". Salmos 6:1 "Dios, no me reprendas en tu enojo ni me castigues con tu ira". Daniel 12:2 "Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua". Jesús dice en Marcos 9:43 "Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado". Jesús en Marcos 3:29 "Pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno". Jesús en Mateo 25:46 "E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna". Jesús en Mateo 13:41-42 "Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes". Apocalípsis 6:16 "Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero" (el Cordero es Jesús). Apocalípsis 20:10 "y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos".

¿Cómo aumentar la fe en Dios a base de miedo? ¿Qué Dios es ése tan iracundo que castigará (nos castigará) a los que no tuvimos suficiente fe y nos echará al fuego eterno donde seremos atormentados día y noche por los siglos de los siglos? (¿¿Amén??).

¿Existe ese Dios terrible? ¿Debemos creer en ese Dios terrible? Algún ingenuo dirá que ésos son cuentos del Antiguo Testamento. Craso error. Jesús mismo es quien lo dice. Alguien dirá que seguramente las palabras de Jesús fueron malinterpretadas (yo mismo lo creo). Pero si lo fueron, entonces la Biblia, incluidos los Evangelios no pueden ser considerados Palabra de Dios, al tener tantas inexactitudes y mentiras. Alguien dirá que sí es Palabra de Dios, pero que debemos darle determinada interpretación, acorde a los tiempos. Pero, en mi opinión, cuando la Biblia pone en boca de Jesús, el Hijo de Dios, frases tan claras e inequívocas que no pueden ser reinterpretadas sin darle un giro de 180°, esas frases solamente se pueden calificar como mentiras. Y cuando un libro "sagrado" pone en boca del Hijo de Dios mentiras, pues ya no es sagrado, y ya no es Palabra de Dios, sino un libro lleno de mentiras.

La única forma en que puedo seguir considerando la Biblia como la Palabra de Dios y basar mi fe en ella es creyendo que Dios no es amor. Y yo solo creería que Dios existe pero no es amor si es tanto el miedo que tengo de irme al infierno que decido creer por la conveniencia de no ser castigado. Y el día que yo crea por conveniencia, seré un hombre muerto. Ese tipo de creencia va contra mi esencia humana, contra mi conciencia, contra mi visión humanista, contra mis valores. Y como no puedo creer en un Dios así, mi convicción es que ese Dios que frecuentemente pinta la Biblia, ese Dios que predica la doctrina católica (y la doctrina de las Iglesias protestantes y de la ortodoxa) no existe. Por consecuencia, yo nunca podré ser católico, y nunca creeré a pies juntillas en la Biblia, al menos no mientras la Iglesia católica predique que existe un infierno a donde son enviados aquellos que no creyeron en Él.

Ahora bien, ¿es posible creer en un Dios (muchos cínicos dirían un Dios a conveniencia) bueno, el Dios bueno del que hablan algunas partes de la Biblia?

Yo creo que sí. ¿Acaso la Fe tiene explicación? Yo elijo creer. Y también elijo en qué creer. Yo elijo no creer en el Dios iracundo que predica la fe católica. Yo elijo no creer en el Dios iracundo que predica el cristianismo. Yo he concluido que la Biblia no es la Palabra de Dios. También creo que la Biblia tiene pasajes realmente hermosos y profundos. Yo tomo lo bueno y desecho lo malo.

¿Es Jesús el Hijo de Dios? No lo sé. Desgraciadamente he descalificado los Evangelios como libros sagrados. Al no tener esos libros como fuente de verdad, solo me queda la fe. Pero al no haber una prédica confiable acerca de Jesús, la realidad es que no sé cómo fue Jesús. ¿Puedo creer en quien no conozco y nunca podré conocer porque no hay un texto escrito fiable acerca de Él? ¿Cabe la posibilidad de que Jesús no haya sido Hijo de Dios sino un profeta, o tal vez simplemente un hombre bueno y sabio?

¡Qué difícil es tener fe en Jesús cuando no sabemos quién fue, y ni siquiera existe un testimonio escrito fiable (la Biblia no lo es) de que existió! Aunque también es cierto que no existe un testimonio escrito fiable acerca de Dios y sin embargo existe la Fe en Dios.

¿El ser la Biblia un libro lleno de mentiras me libera de la obligación de creer en Dios? Probablemente. ¿Decido entonces no creer en Dios? Ahí está el problema. Yo quiero creer en Dios. Y en Jesús. Pero no en un Dios malo sino en un Dios bueno, todo amor. Y no en un Jesús emisario de la ira de Dios, sino en un Jesús todo amor. ¿Y por qué quiero creer en este Dios y en este Jesús buenos? Quizá porque necesito, y todo hombre necesita, creer en Dios y en el amor de Dios.

Tal vez Víctor Hugo tuvo razón cuando dijo "Una fe: he aquí lo más necesario al hombre. Desgraciado el que no cree en nada".

Tal vez el único camino a la felicidad verdadera pasa por la fe en el amor de Dios.

Hay veces en que me siento triste y entonces pienso en Dios y me comienzo a sentir feliz. Y cuando digo feliz, no es alegre, sino... feliz.

¿Me siento feliz porque pienso que Él me ama? ¿Es un autoengaño consciente? ¿O es algo más? Yo quiero creer que es algo más, quiero creer que es Dios. Y eso me hace feliz. ¿Mi fe es un autoengaño o es algo real? Yo creo que es algo real. O, al menos, quiero creer que es algo real, que es Dios.

Tal vez eso que a veces uno siente no es sino Dios en nuestro corazón que nos está llamando, es Cristo que te llama, es Dios que te busca y que te está esperando. ¿Puedo decirle que no?

Pero ¿puede una mujer olvidarse del niño que cría,
o dejar de querer al hijo de sus entrañas?
Pues bien, aunque alguna lo olvidase,
yo nunca me olvidaría de ti (Isaías 49:13-16).

Es Cristo quien te llama, se acerca más a ti, sonriendo Él te dice: ven a mí, cierra tus ojos ya, y déjate llevar. Sí, Él te eligió a ti, y tú debes decir, sí, Señor, estoy aquí, estás en mí. Sí, Él te eligió a ti, y tú debes decir, sí, Señor, estoy aquí, estás en mí. No temas su llamado, Él te iluminará, sí, Él llama a tu puerta, hazlo entrar, y así podrá a todos dar su amor. Sí, Él te eligió a ti (mi amor, amor es Cristo) y tú debes decir: Sí, Señor, sí, Señor, estoy aquí, estoy aquí, estás en mí, estás en mí....