domingo, 27 de enero de 2013

Me da gusto que Florence Cassez esté libre

Punto número 1 del caso Florence Cassez: su declaratoria de libertad no implica declaratoria de inocencia, es decir, nadie ha dicho que sea inocente. Su inocencia o culpabilidad es algo que probablemente nunca sepamos con certeza.
Punto 2: toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Ése es un principio jurídico y de elemental defensa de los derechos humanos que todos debemos defender siempre. No sólo cuando el acusado es pobre, o mexicano, o un conocido, o tiene cara de buena gente. También cuando la acusada es francesa y cuenta con respaldo internacional.
Punto 3: no se pudo demostrar la culpabilidad de Cassez; por lo tanto no debe ser declarada culpable. Y todos debemos defender su derecho a eso. Si su conciencia está sucia, será asunto exclusivamente suyo.  Y, como dijo un famoso jurista judío, "el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra".
Si alguien muy cercano, por decir, mi hijo, estuviera acusado de secuestro y le fabricaran pruebas y los secuestrados se contradijeran al tratar de identificarlo, y la justicia no pudiera demostrar su culpabilidad, yo exigiría su liberación inmediata; y yo creo que todos haríamos lo mismo.
Entonces ¿por qué actuar así con alguien cercano y no otorgarle el mismo beneficio a alguien lejano? ¿por doble moral? ¿porque la acusada es francesa, güera, y medio mal encarada?
Punto 4: de lo que se ha dicho en la prensa observo que a los demás acusados de secuestro, las víctimas los reconocieron sin dudar; en cambio, a Cassez primero ni la nombraron ni la reconocieron, y después la acusan con mucha seguridad; en cualquier estado de Derecho, declaraciones así deben ser puestas en duda, o de plano, sobreseídas.
Por lo anterior, me parece, aún sabiendo muy poco de leyes, que el caso de Cassez es diferente al de los demás acusados, y la presunción de culpabilidad, desde el principio, fue menor en el caso de ella.
Punto 5: todos lo dicen, todos lo admiten, que hubo un montaje de pruebas por parte del Gobierno mexicano; a nadie extraña que el Gobierno haga eso, especialmente si hablamos del sector del Gobierno encargado de labores policiales; todos sabemos que la policía es mala, qué digo mala, perversa. Entonces, ¿por qué todos cargamos contra la francesa a la que todo parece indicar que le fabricaron pruebas, y no contra el Gobierno que se las fabricó? ¿acaso por qué ella es francesa? ¿tenemos algo contra los extranjeros? ¿los mexicanos somos los buenos y los extranjeros los malos?
Se nos debería caer la cara de vergüenza de no dirigir nuestro enojo contra el Gobierno que supuestamente es el encargado del orden público y que en cambio arma tremendo "desmadre" en la captura y la imputación de cargos.
Se nos debe caer la cara de vergüenza de arremeter contra una de los acusados cuya culpabilidad está puesta muy seriamente en duda, y que probablemente en realidad sea inocente, en lugar de arremeter contra ese Gobierno que no sólo no nos garantiza seguridad, sino que arma tremendo "despapaye", que en esta ocasión fue contra una francesa, pero para la siguiente puede ser contra ti o contra mí, o contra cualquier familiar muy querido.
Sólo en una nación de bárbaros, donde la corrupción llega tan adentro que todos nos deberíamos de sonrojar de que aquí a quien más hay que tenerle miedo es al Gobierno y a su policía, sólo en una nación así todos estamos expuestos a ser acusados de algo que no hayamos hecho, y que con tal de ser incriminados, es la propia autoridad la que va a fabricar pruebas y a manipular la difusión mediática para hacernos parecer culpables.
Cuando el sistema judicial (Suprema Corte de Justicia de la Nación) condena al Gobierno (Poder Ejecutivo) por actuar criminalmente, todos, digo todos, debemos felicitarnos y aplaudir una decisión así, hecha con pantalones, pues, no nos engañemos, el malo no es el acusado con pruebas falsas (e inocente hasta que se demuestre lo contrario), el malo no es tampoco el poder judicial que absuelve al falsamente imputado, ...  malo es el Gobierno que fabrica pruebas, y que no es lo suficientemente capaz de demostrar la culpabilidad de aquéllos quienes realmente cometieron un secuestro y a quienes, por elemental justicia, los plagiados exigen se les declare culpables.

lunes, 14 de enero de 2013

Terrorismo en Malí, derechos humanos, hambre

Francia inició hace unos días combates en Malí en contra de los grupos rebeldes que desde el norte del país buscan dominar por la vía de la fuerza todo el territorio de esa nación africana.
En Twitter y otros medios se aducen motivaciones económicas en la decisión de Francia de combatir a los rebeldes. Malí, que es una ex-colonia francesa y en la cual Francia tiene numerosas inversiones,  tiene oro. Además, el vecino Níger, también ex-colonia francesa, tiene grandes yacimientos de uranio, que empresas francesas exportan para generar energía en Francia.
Como siempre, el interés económico pareciera ser el detonante de la decisión de Francia de intervenir. Siempre el dinero. Los ricos aprovechándose de los recursos de los países pobres. Las naciones ricas saqueando a las pobres, que poco reciben a cambio y viven sumidas en la pobreza, como es el caso de Malí.
Lo curioso es que a pesar de que Francia es la única gran interesada en la intervención militar, la ONU y todas las potencias militares han manifestado abiertamente su respaldo a Francia.
Lo que los grandes críticos del imperalismo y el capitalismo no dicen es que los grupos rebeldes que buscan derrocar al actual gobierno y apoderarse por la fuerza del país son, principalmente, extremistas islámicos emparentados con Al Qaeda, que ya comenzaron a instaurar en los territorios que han ganado, la más extremista e intolerante ley islámica.
Los fanáticos religiosos que están apoderándose de Malí por la fuerza ya están amputando manos y pies a supuestos ladrones, están lapidando a quienes tienen hijos fuera del matrimonio, están dando latigazos a quienes toman alcohol o fuman, están castigando con la muerte a quienes critican esta interpretación del Islam.
¿Qué debe hacer el mundo cuando terroristas religiosos atentan descaradamente y por la fuerza contra las libertades más elementales de los ciudadanos de un país?
¿Quedarse cruzados de brazos?
Yo acepto que es casi criminal cuando una nación se aprovecha de los recursos de otra, sin importarle si la gente tiene para comer. Ése es un terrible problema que no tiene perdón.
Pero considero igual de criminal que unos locos aprovechen la situación como pretexto para impulsar por la fuerza su proyecto religioso, violatorio de todas las libertades y derechos humanos, y como plataforma para dirigir ataques terroristas en contra de todos los que piensen diferente, en el propio país y en países vecinos.
Se acusa a Francia de una doble moral, pues ha tolerado en Siria, otra ex-colonia francesa, semejante aplicación extremista de la ley islámica, pero yo considero que el caso de Siria es diferente pues ahí es la gente la que voluntariamente y democráticamente ha impulsado el fanatismo, mientras que en Malí son grupos militares los que lo quieren imponer.
Mientras que en Siria una intervención militar de las potencias occidentales sería un atentado contra la democracia, en Malí la intervención representa la defensa de la legalidad y la democracia.
En otro caso similar al de Siria, los egipcios hace poco derrocaron al muy impopular dictador que los gobernaba, y votaron por un nuevo gobierno extremista religioso.
Ahí sí ni ayudarlos, pues "el que es buey, hasta la yunta lame", si ellos quieren un gobierno que les quite las libertades, pues que lo aprovechen. Pero si en otro país el terror llega sin que la gente lo haya pedido, me parece del más elemental sentido de humanidad el defender las libertades de los agredidos.
Por ejemplo, si en el 2012 López Obrador hubiera dado un golpe de Estado para imponer su proyecto personal en contra de los deseos de la mayoría de la población, ¿no podríamos pedir la ayuda de una nación extranjera para restablecer la democracia y el respeto a la voluntad de las mayorías? A mí me gustaría decir que tendríamos ese derecho, y que los otros países, como EEUU, tendrían el deber moral de intervenir militarmente para ayudar al país afectado.
Desgraciadamente el Derecho Internacional está en contra de la intervención en esos casos, pues arguye que el conflicto debe ser resuelto por los ciudadanos de la propia nación afectada.
Pero si con el golpe de Estado, el golpista hipotético, López Obrador, atenta contra los derechos humanos más elementales de las personas, mata, encarcela, tortura, amputa, azota, secuestra, el Derecho Internacional apoya la intervención militar conjunta de otras naciones para restablecer el orden, la democracia y el respeto a los derechos individuales.
Si López Obrador hubiera instaurado un régimen de terror, asesinatos y torturas, el resto del mundo tendría la obligación moral de ayudarnos a los mexicanos, si es necesario, con el uso de la fuerza. Y yo desearía que así fuera. Y estoy seguro de que cuando el gobierno que se acaba de hacer del poder por la fuerza te mata a tus hijos, te secuestra a tu padre, encarcela a tus sobrinos, le amputa sus manos a tus abuelos, azota a tu madre, y desaparece a tus hermanos, vas a desear que EEUU, Francia, Reino Unido, o quien sea, decida intervenir para que recuperes lo más elemental, tu dignidad como persona.
Todos debemos apoyar la ayuda militar internacional en estos casos, como el que está sufriendo Malí.
No podemos permitir que nuestros odios y rencor contra el imperalismo o el capitalismo, nos impidan salir en defensa de los derechos más elementales de la persona.
Debemos combatir el hambre y a los gobiernos corruptos que permiten que la gente se muera sin tener que comer; pero también debemos combatir a quienes toman esto como pretexto para oprimir, para aterrorizar y destruir las libertades y la dignidad del ser humano.