domingo, 27 de noviembre de 2011

Los equipos grandes en el futbol

¿Qué es lo que hace grande a un club de futbol? Se me ocurren las siguientes opciones:  


1. Sus títulos.
2. Sus títulos recientes.
3. Sus finanzas.
4. El número de simpatizantes.


Hay clubes que indudablemente cumplen con todos los supuestos. Me vienen a la mente el Real Madrid, el Barcelona, la Juventus, el Milán, el Inter de Milán, el Bayern Munich, el Manchester U y el Arsenal, ocho clubes en el mundo. El Liverpool, por ejemplo, no cumple con el segundo parámetro, con todo y ser el club inglés con más campeonatos en su liga, porque desde 1990 no se coronan. El Chelsea, por su parte, sólo tiene 4 títulos en su historia, por lo que no cumple con todas las condiciones. Clubes como el PSV, el Oporto y el Boca son muy dominantes en sus ligas, pero no tienen los recursos financieros para competir con los clubes realmente grandes del mundo.


Se puede, por otra parte, hacer una distinción, y aún reconociendo que los clubes grandes del futbol mundial son sólo los primeros 8 clubes mencionados, puede mencionarse que hay clubes que son grandes en su país, aunque no internacionalmente. Bajo ese supuesto, el PSV Eindhoven es un grande de Holanda pues reúne en ese país las 4 condiciones que inicialmente mencioné. Por su parte, el Boca Juniors no sería un club grande a pesar de sus títulos totales y recientes, de su infraestructura y de su hinchada, pues sus finanzas no son buenas. El Atlético Nacional de Colombia sería entonces un club grande, mientras que el Atlético de Madrid o el Liverpool no reunirían las condiciones.


Se puede hacer, también, una reconsideración de los requisitos para ser un club grande, y podría ser que reuniera, en el contexto de su país, 3 de los 4  requisitos que comenté al inicio (pues, por otra parte, no puedo asegurar que los 4 son igualmente de importantes).


Bajo este contexto (mucho más flexible, o si se quiere, condescendiente, ya que la vara es más baja), hay, seguramente, en la mayoría de los países muy futboleros, más de un club que pueden ser considerados grandes. Me gustaría analizar estas consideraciones en nuestro futbol mexicano, en el cual América, Chivas, Cruz Azul y Pumas son considerados por la mayoría de la gente los 4 (y únicos) clubes grandes de nuestro balompié.


A mí me llama la atención que a pesar de la falta de campeonatos que en diferentes momentos han tenido esos 4 clubes, en ningún momento se ha dejado de considerar grande a ninguno de ellos.


Por ejemplo, el Cruz Azul tuvo su último título en 1997, ¡hace 14 años de torneos cortos, dos por año!, y antes de ése se coronó por última vez en 1979, es decir, en los últimos 32 años tiene sólo un título; y sin embargo, nadie le escatima a Cruz Azul la etiqueta de grande; ¿es merecida?


Guadalajara en los últimos 25 años sólo tiene 2 títulos, en 1997 y 2006, mientras que en esos 25 años el Toluca ha ganado 7 campeonatos y el Pachuca ha ganado 5; y sin embargo, las Chivas siguen siendo consideradas un club grande, y al Toluca y al Pachuca se les ha escatimado ese nombramiento.


Considerando que en la historia del futbol profesional mexicano el equipo con más títulos es Chivas con 11, seguido de América y Toluca con 10, Cruz Azul con 8, Pumas con 7, Pachuca y León con 5, y Monterrey con 4, yo considero que 6 títulos es un requisito necesario para entrar al club de los grandes, pues 5 títulos no representan ni la mitad del número de títulos del máximo ganador. Por consiguiente, sólo Chivas, América, Toluca, Cruz Azul y Pumas reúnen este primer requisito.


Para el requisito de títulos recientes voy a considerar un poco arbitrariamente los últimos 15 años, y considerando que en ese tiempo ha habido 30 torneos, voy a hacer una regla de 3, como a continuación explico: para el total de historia profesional en México, 85 torneos, consideré en el primer parámetro como requisito el tener 6 títulos, lo cual representa un 7.05% del total. Aplicando esa proporción a los últimos 30 torneos, del Invierno 1996 al Clausura 2011, se requieren 2 títulos en ese periodo para reunir la consideración de grandeza. Los únicos equipos que lo cumplen son Toluca (7), Pachuca (5),  Pumas (4), Monterrey (3), Santos (3), Chivas (2) y América (2).


El tercer punto es el tener unas finanzas sanas, es decir, recursos suficientes para invertir por encima de sus deudas, o dicho en otros términos el capital necesario para realizar inversiones. Desgraciadamente no he encontrado información confiable sobre las finanzas de los equipos de futbol, siendo una pena que viven en la opacidad que da surgimiento a tanta sospecha tanto sobre su situación financiera real como sobre la procedencia lícita de sus recursos. Por supuesto, la Femexfut en nada ayuda, pues no proporciona ninguna información al respecto, volviéndose cómplice de este secretismo. Incluso al buscar información de las nóminas, la información resulta incompleta, pues o son datos viejos, o son recientes pero sólo de los clubes que están en la actual liguilla. Como quiera, junto información de aquí y allá, los clubes que parecen tener la nómina más alta son Monterrey, Cruz Azul, América, Tigres y Santos.


El cuatro parámetro a considerar al hablar de lo que hace grande a un club, es el número de simpatizantes, el tamaño de su afición, y a este respecto, considero cierta la opinión generalizada de que claramente los clubes más populares del país son Chivas, América, Cruz Azul y Pumas.


Resumiendo el análisis del futbol mexicano, América resultaría el club más grande del futbol con 4 requisitos cumplidos; Chivas, Cruz Azul y Pumas complementan el grupo con 3.


Al iniciar este ensayo no sabía yo a qué conclusión iba a llegar, y realmente yo esperaba que mis conclusiones hubieran sido diferentes, ya que ni simpatizo ni me gusta la forma en que son manejados ninguno de esos 4 clubes. Como un factor adicional, supongo que hay algo de rebelde en mí que tiende a oponerse al orden convencional y que, con más frecuencia de la que yo quisiera, me orilla a cuestionar lo comúnmente aceptado, lo dado por cierto por la mayoría, me lleva a preguntarme si lo dado por cierto por el grueso de la gente está bien fundamentado o sólo es considerado cierto porque desde hace mucho se le considera así, o porque si mucha gente lo considera verdadero, ha de ser que así es. En la práctica es muy, muy común encontrar mentiras aceptadas por una mayoría, que no resisten el menor cuestionamiento y se caen por el peso de su implícita falsedad. Yo esperaba que con los 4 clubes “grandes” sucediera eso mismo, pero para mi desilusión, los 4 equipos resistieron la prueba acientífica a que los sometí.

Así es que felicidades a América, Chivas, Cruz Azul y Pumas, y a no dormirse en sus laureles pues el mal manejo de sus finanzas, o la falta de títulos recientes, puede acabar con sus activos y producir el desencanto de hinchadas.

sábado, 12 de noviembre de 2011

La Misión y el matar a un inocente

Acabo de terminar de ver la película La Misión, de 1986, por segunda vez, después de muchos años, e igual que la vez anterior, me produjo una honda impresión.

Tengo a mi hijo junto a mí, el cual siempre ha sentido gusto y curiosidad por todo lo bélico (supongo que como casi todos los niños de su edad), y quedó, como yo, conmovido por las escenas que vio en los últimos 25 minutos, que fue lo que aproximadamente duró la batalla con que cierra la película. Sus comentarios fueron “qué malos son”, “yo le voy a los indígenas”, “¿por qué quieren quemar la iglesia?”, “¿también a los niños les van a disparar?”.


La película trata de una misión jesuita que a mediados del siglo XVIII llega a la parte alta de las cataratas de Iguazú, en los actuales límites de Brasil y Argentina, y que en ese entonces era una región habitada por los indígenas guaraníes, un pueblo aguerrido que sufría el acoso de tratantes de esclavos.

El territorio estaba rodeado por colonias españolas y portuguesas, que ansiaban apoderarse del territorio, de sus riquezas naturales, y de los indígenas para venderlos como esclavos.

A ese lugar llegaron los jesuitas y lograron convertir a la religión católica a los guaraníes, los convencieron de integrarse a la misión, y trabajar en ella, aprender oficios y un modo de convivencia cercano a lo idílico, en el cual, salvo el diezmo destinado a Roma, todos los recursos provenientes de su trabajo se quedaban en la comunidad, contribuyendo a su prosperidad.


Toda esa prosperidad produjo la ambición de las coronas española y portuguesa, que presionaron al Papa para que obligara a los jesuitas a retirar la misión y así poderse repartir el territorio. El Papa mandó a un emisario con el encargo de convencer a los jesuitas de disolver la misión.

Cuando el enviado del Papa llegó a la misión, quedó asombrado ante todo lo que habían logrado los monjes, y especialmente por los avances de los indígenas, quienes formaban una comunidad pacífica y trabajadora, que podía ser la envidia de cualquier pueblo o comunidad del más “civilizado” de los países europeos de la época. El representante papal llamó a este lugar “un paraíso”, y opinó que le dolía mucho tener que quitarle al mundo algo tan bueno. Sin embargo, él ya tenía su decisión tomada: la misión debía desintegrarse, para que los españoles y portugueses tomaran posesión de las tierras y de las personas.


De los cuatro jesuitas que integraban la misión, tres decidieron luchar ayudando a los guaraníes a combatir, aún a sabiendas de que la suya era una guerra perdida. El jefe de la misión, el padre Gabriel, se queda con niños, mujeres y ancianos en la iglesia.


Uno por uno van cayendo los defensores de la misión. Al final quedan frente a frente los europeos, con sus rifles y cañones, y los que se habían refugiado en la iglesia. Cuando la iglesia y todas las casas se comienzan a incendiar, los indígenas avanzan en dirección opuesta al fuego, mientras cargan una cruz y otros objetos sagrados, y sin ninguna arma, para toparse de frente con las balas de los soldados.
Como epílogo, sólo logran escapar de la matanza unos niños, que en una canoa se alejan para internarse en la selva.

Se comenta al final de la película que hasta nuestros días los indígenas guaraníes se esconden en la selva mientras ven reducidos cada vez más sus territorios.


Con ese comentario último de la película se manda el mensaje de que ése no fue un drama ocurrido hace unos 250 años, en otros tiempos, sino que es una historia de nuestros días, un drama que ocurre en nuestro mundo occidental, civilizado, moderno y tecnológico.


En todas las épocas y lugares, siempre ha ocurrido el ataque al prójimo para apropiarse de sus pertenencias. Mientras en nuestras sociedades siga prevaleciendo el amor al dinero y al poder, seguirá habiendo injusticias, y seguirá el rico y el poderoso aprovechándose del pobre y del indefenso.


¿Es este sistema abusivo parte de la naturaleza humana?, es decir, ¿es inevitable? Es muy difícil de decir. Pero mientras alcemos la voz y denunciemos las injusticias, habrá la esperanza de que prevalezca la justicia, la paz y el amor. Parece que no es mucho lo que cada uno puede hacer, pero es infinitamente mejor alzar la voz, aunque quizás no tenga eco, que quedarse callados y ser cómplices de aquello que nos empobrece y nos envilece.


Como dice el comercial: ¿Tienes el valor o te vale?