domingo, 29 de enero de 2012

Tarahumaras, solución y no paliativos

El tema de moda en estos días (hoy menos que en días pasados) es la ayuda a los indígenas tarahumaras en su crisis alimenticia agravada recientemente por la sequía que padece buena parte de México. La novedad de este tema implica varias connotaciones que me generan preocupación:
1. Si el tema de ayudar a los tarahumaras está de moda, eso significa que antes no lo estaba, y que después muy probablemente tampoco lo esté. El tema de indígenas quitándose la vida por culpa del hambre es sumamente mediático y saltó al primer plano del interés público, pero cuando pase la novedad, corre el riesgo de dejar de ser interesante y quedar en el olvido una vez que a los indígenas tarahumaras se les acaben sus "5 minutos de fama".
2. Si la sociedad se interesó en ayudarles porque el tema les llamó la atención, esto pudiera implicar que para recibir la atención de la sociedad se requiere efectivamente llamar la atención de una forma colorida, escandalosa, folklórica, graciosa, triste, o lo que sea, siempre y cuando el hecho deje una impresión mayor que otras noticias; la competencia a nivel mercadotecnia.
3. Me llama la atención también el que las personas estemos siguiendo tanto la corriente de las modas, siendo que los problemas no llegan y desaparecen con la misma rapidez que las modas, sino que ya estaban y permanecen. El prestar atención sólo a los temas de moda indica ¿frivolidad? ¿superficialidad? ¿falta de compromiso?
¿Qué está contribuyendo a que los problemas permanentes dejen de importarnos? ¿acaso es el influjo constante de nuevos acontecimientos que compiten para ganar nuestra atención? ¿estamos siendo víctimas de la democratización de los medios de comunicación, en medios como Twitter y Facebook, en que nosotros mismos somos protagonistas de la formación y difusión de noticias, al grado de que competimos en esos medios por comentar el tema de moda, y cuando llega un nuevo tema, nos olvidamos del anterior (que ya fue muy comentado) y abordamos el tema siguiente?
Si lo dicho es cierto, cuando los usuarios de las redes sociales comentan con "aparente preocupación" un tema, ¿es dicha preocupación real o sólo un espejismo con el que disfrazamos nuestra falta de compromiso con los problemas reales que aquejan a los demás?
¿Qué hacer en este momento, ayudar a los tarahumaras? Por supuesto. ¿Ayudar al resto de comunidades en el país con serios problemas de pobreza, rezago, desnutrición, etc.? También. ¿Guiar nuestra ayuda de acuerdo a lo que se comenta en las noticias? Ese sería nuestro mayor error. ¿Lo ideal? Emprender una cruzada continua para combatir las causas primordiales de la pobreza en el país, para lo cual necesitamos mayor discusión y reflexión de esos temas. Urge que los temas formen parte de nuestra plática cotidiana. Si dejamos de hablar de la pobreza le estaremos dando la espalda a los pobres y desprotegidos. Olvidarnos de los pobres y con ello hacer como que no existen, no cambia en nada su realidad: siguen existiendo, siguen necesitando de nosotros y no se van a ningún lado.
Dar a los pobres ayuda, les resuelve sus necesidades inmediatas, pero no les ayuda a salir de la pobreza. El problema no se acaba.
Lo que los pobres necesitan es soluciones de fondo. Para hallar esas soluciones necesitamos hablar del tema. Los enemigos de los pobres son:
a) la apatía, que nos conduce a querer olvidarnos de sus problemas o de su existencia;
b) la pereza, que nos impulsa a no pensar en los problemas, por el trabajo que implica encontrar soluciones;
c) la frivolidad, que nos invita a prestarle más atención a todo lo gracioso que circula en los medios de comunicación y en las conversaciones diarias, que a los problemas de los demás.
d) la avaricia, que nos impide compartir lo que tenemos con los más necesitados.
Los pobres no se van a ir porque no hablemos de ellos. Los pobres no se van a ir porque los ayudemos cuando hay una emergencia como la de los tarahumaras. Los pobres necesitan que HABLEMOS de ellos para que las soluciones sean realmente SOLUCIONES y no meros paliativos, y que ACTUEMOS en una forma permanente llegando al fondo de sus problemas.

jueves, 26 de enero de 2012

Frases de un humanista excepcional

"La principal experiencia de aquel período... fue el descubrimiento de la esencial importancia de la juventud. ¿Qué es la juventud? No es solamente un período de la vida, sino también un plan concreto para comenzar a construir su vida. Esta es la característica esencial de la juventud... Cada educador, empezando por los padres, debe reconocer bien esta característica, y debe saberla reconocer en cada muchacho o muchacha; digo más, debe amar lo que es esencial para la juventud".
"Los jóvenes están dispuestos a ser reprendidos. Tienen necesidad de un guía y quieren tenerlo muy cerca. Si recurren a personas con autoridad, lo hacen porque las suponen ricas de calor humano y capaces de andar con ellos por los caminos que están siguiendo".
"El problema esencial de la juventud es profundamente personal. La juventud es el periodo de la personalización de la vida humana. Es también el período de la comunión: los jóvenes saben que tienen que vivir para los demás y con los demás; saben que su vida tiene sentido en la medida en que se hacen don gratuito para el prójimo".
"La capacidad de amar de modo auténtico, y no la gran capacidad intelectual, constituye la parte más profunda de una personalidad... El amor auténtico nos lleva a salir de nosotros mismos para afirmar a otros: es la dedicación de uno mismo a la causa del hombre, a la gente y a Dios."
¿El autor de estas frases? Karol Wojtyla, a sus treinta y tantos años de edad.

martes, 3 de enero de 2012

México y las ciudades más bellas del mundo

Recientemente leí un artículo que enlistaba las (según el autor) 17 ciudades más bellas del mundo. Si mal no recuerdo, la página web del artículo era Prodigy, por lo que muchísima gente en México tenía acceso a ella. Si bien de las 17 sólo he ido a 3, en términos generales estuve de acuerdo con la gran mayoría de ellas. Considero que algunas ausentes debieron estar ahí, y tengo duda con que se merezcan estar 3 o 4, pero la lista, considerando lo subjetivo y relativo de elaborar algo así, me parece adecuada.

Ninguna ciudad mexicana estuvo en la lista.

Lo que me llamó más la atención es que parece que le dijeron a los lectores del artículo "las ciudades de México están re' feas", porque al menos la mitad de quienes vertieron comentarios brincaron y levantaron su voz en señal de indignación. ¿A los mexicanos no se nos puede decir que lo mexicano no es "la mamá de Batman" porque tenemos ganas de golpear al que haya pronunciado semejante blasfemia? ¡Hay que bajarle el tono! A mí este asunto me brinca porque, entre amigos, familiares, en el trabajo, en la escuela, en donde sea, cuando se dice que algo mexicano es inferior a lo de otros países, siempre habrá varias voces (o todas las voces) que armarán tremenda bronca. Y ya hasta me da miedo hablar por temor a que me peguen o mínimo me mienten la madre. ¿No es, desde un punto de vista psicológico, eso un síntoma de un complejo de inferioridad? Esta hipótesis propone que aquello que nos acompleja será aquello que más nos molesta y desata nuestra agresividad. Si sabemos que algo no es cierto, a lo más nos molesta, pero no nos enoja. Si sabemos que algo es dolorosamente cierto, nos molesta y nos enoja.

Si la hipótesis que menciono es cierta, habría que preguntarnos qué es lo que nos molesta. Vamos a ver: a nivel de país, si en una plática con puros connacionales decimos que nuestras ciudades están sucias y les urge una limpieza a fondo, y que quiten a los vendedores ambulantes y a los limosneros, a los drogadictos, los grafitis, lo más probable es que haya un concenso en que eso es cierto y se debe hacer. Pero si en la plática hay extranjeros y es alguno de ellos el que hace el comentario, lo más seguro es que nos hierva la sangre y hasta iniciemos una discusión aún sabiendo en el fondo que no tenemos fundamentos para alegar lo contrario. Si condenso ambas situaciones, puedo decir que lo que nos molesta no es la realidad de nuestros defectos (en este caso, de nuestras ciudades) sino que alguien de fuera nos lo haga ver, porque nos damos cuenta que en la comparación con las gentes de otros países no salimos bien librados. Si un mexicano habla mal de México, se toma como una crítica constructiva, o con humor. Si un extranjero habla mal de México, lo tomamos como un ataque. Detrás de eso no puede haber sino un complejo porque esos comentarios venidos de fuera nos hacen ver que como país estamos mal, y si como país estamos mal, como nación y como pueblo también estamos mal.

Cuando los alemanes fueron rebajados tras su derrota en la SGM, y las naciones aliadas les restregaron en sus caras sus errores, ¿qué hicieron los alemanes? Asimilaron la enseñanza y lucharon para ser mejores; y por supuesto, lo consiguieron. Lo mismo ocurrió con los japoneses tras la SGM. Cuando en México nos hacen ver nuestros defectos, activamos un mecanismo de protección, mediante el que negamos la realidad, e inventamos argumentos para racionalizar argumentos en contrario. ¿Es eso lo que nos va a hacer mejores? ¿Cuándo vamos a aprender que en otros países no tienen nada contra México o contra los mexicanos? Si leemos acerca de la cultura de otros países vamos a ver que los ingleses se expresan con desdén de los estadounidenses, éstos hacen lo mismo con los canadienses, los franceses lo hacen con los españoles, los griegos con los turcos, los mexicanos con los estadounidenses (por supuesto), los chinos con los japoneses, etc., etc. Es parte de la ideología de las naciones. Lo que yo no entiendo es que los mexicanos creamos que todos los que no son latinoamericanos se expresan mal de los mexicanos. Más bien me parece que con esto proyectamos nuestro acomplejamiento como nación.

Volviendo al ejemplo de las 17 ciudades más bellas del mundo, ¿a qué ciudad mexicana postularíamos? Entre las propuestas vi algunas tan absurdas como las ciudades prehispánicas de Chichén Itzá y Monte Albán, que ¡ya no son ciudades! Muchos defendían a la ciudad de México, ¡que como ciudad englobando todo es espantosa! Y algunos decían (en el colmo del absurdo): "increíble que no haya ninguna ciudad de México, las ciudades mexicanas tendrán muchos defectos, pero también cosas buenas, y al menos a los mexicanos nos gustan, pues, además, tenemos que defender lo nuestro". ¿O sea que como tenemos que defender lo nuestro, en el mundo tienen que concordar que algunas de nuestras ciudades están entre las más bellas del mundo?

Yo creo que nos beneficia más como nación vernos en nuestra propia realidad y partir de ahí, con mucha energía y optimismo, para ACTUAR y ser cada vez mejores. Para ello, primero hay que ubicarnos en nuestra propia realidad, y no tomarnos nada personal.