Recomiendo mucho este libro. Me llamó la atención el dibujo y por curiosidad leí los comentarios de la contraportada y luego los de la solapa posterior.
"El libro de Joël Dicker ya se ha transformado en un fenómeno mundial".
"Si usted mete las narices en esta gran novela, está perdido: tendrá que seguir hasta el final".
"Saldrá de ella agotado y exultante por el chorro continuo de adrenalina literaria que el autor no ha cesado de inyectar en sus venas".
"Nunca me habían recomendado tanto un libro".
"¡Qué libro! Salimos K.O.", etc., etc.
Pensé "le están matando un pollo a este libro", o está muy bueno o la editorial ha hecho muy buena labor comprando opiniones positivas. Fue lo primero. Dado su costo y sus 660 páginas decidí no comprarlo al momento, pero después de leer unas reseñas por Internet me decidí. Nunca me arrepentiría. Seguro que pocos grandes autores pueden presumir haber hecho un libro tan extenso y no haber perdido la atención del lector.
Lo negativo. Es muy poco y a fuerza de ser quisquilloso.
A veces me resultó chocante el lenguaje pretencioso del autor en primera persona, aun cuando se debiera disculpar pues quien narra la historia no es Joël Dicker sino su personaje ficticio Marcus Goldman, mas sin embargo no pude evitar durante buena parte de la novela pensar que quien narraba era realmente el propio autor del libro, quizá porque de ciertas similitudes entre él y Goldman infiero que Dicker se debe haber visto reflejado en Goldman y que cuando escribió el libro se debe haber metido tanto en ese personaje que le fue difícil separar su persona de la del protagonista.
Hubo tres personajes clave de la historia que se introducen hasta avanzada la misma y se describen hasta mucho después. Si éste es, en muy buena parte, un thriller policíaco y se invita al lector a intentar desentrañar el crimen de Nola Kellergan y de Deborah Cooper, parece un poco injusto no contar durante al menos un tercio de la novela con los elementos suficientes para sacar conclusiones medianamente acertadas (como disculpa al autor, él nunca busca disfrazar que los personajes se van descubriendo en la medida en que los descubre Marcus Goldman).
Los diálogos en ocasiones me parecieron cursis: -No se preocupe, mi querido Harry. Yo me ocupo de mis padres. Preocúpese usted de escribir su obra maestra y de quererme (no necesito decir más).
El autor nunca esclarece si hubo algo sexual y de qué naturaleza entre Harry Quebert y Nola Kellergan y creo que hubiera sido muy deseable para delinear mejor a esos personajes. ¿Tuvo miedo de una mala acogida a su libro si definía una relación sexual entre una adolescente y un hombre mucho mayor?
Lo positivo.
El suspenso. Desde la primera página se capta la atención del lector. Es un suspense que me hizo cambiar de sospechoso al menos 4 veces. El interés no se pierde ni al llegar a la última página, que llegó y me dejó con ganas de más.
Los cambios de giro. Llegó un momento en que la sorpresa me hizo regresarme a páginas anteriores a buscar claves que confirmaran o desmintieran el giro de tuerca que Dicker imprimió. Y muchas páginas más adelante otro giro formidable. Y cerca del final otro más. Y te quedas con ganas de volver a leer el libro completo para fijarte más en ciertos detalles. Y lo mejor, ningún cambio en la historia se siente en lo más mínimo forzado. Es simplemente, una historia muy, muy bien hecha.
El trazo de los personajes. Es fino y profundo. Se delínean psicológicamente y lo más curioso es que salvo uno de ellos, todos los demás tienen algo bueno y entrañable. Terminé simpatizando con todos menos uno.
Harry Quebert. Es un personaje fascinante.
Nola Kellergan. Inquietante. Una víctima que no puede dejar indiferente a nadie.
Tamara Quinn. No sabes si odiarla o amarla.
Robert Quinn. Un personaje fuera de serie.
Los tres momentos del libro. Un manejo muy bueno de tres años: 1975, 1998 y 2008. A diferencia de otros libros, es difícil confundirse, y nunca sentí que las historias de alguno de los tres años fueran menos interesantes que las demás.
La verdad sobre "Los orígenes del mal". El libro de Harry Quebert del que habla Marcus Goldman en el libro del que habla Joël Dicker. Desde el inquietante nombre se despierta el interés por el libro de Quebert, y Dicker no decepciona pues lo que se descubre sobre "Los orígenes del mal" es inquietante, revelador y un excelente cierre de "La verdad sobre el caso Harry Quebert".
Conclusión: Un libro muy recomendable para todo tipo de lector, pero especialmente para los aficionados al thriller policiaco o al suspense (aunque, pensándolo bien, también a las novelas románticas pues, como dice Harry Quebert, en el fondo esto es una historia de amor).
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