El ser argentino o latinoamericano ha de ser un dato más bien anecdótico, pero de un valor muy inferior a otros datos de su biografía.
La clave para entender cómo llegó a papa el día de hoy parece radicar en que es jesuita.
La orden jesuita fue fundada por Ignacio de Loyola en 1540. Los jesuitas fueron los más fieles y vigorosos defensores de la Iglesia Católica cuando ésta vivió la crisis de la Reforma protestante de Martín Lutero. La profunda autocrítica que hizo la Iglesia Católica fue encabezada por los jesuitas.
Cuando la Iglesia Católica reemprendió su tarea evangelizadora y volteó sus ojos a otros continentes desde el siglo XVI, los jesuitas fueron los primeros y más valientes de entre todos los religiosos. Francisco Javier (de quien el nuevo papa parece haber tomado el nombre) prendió la llama al irse a predicar a la India y Japón. Y los jesuitas se lanzaron a predicar en todas partes, en todos los continentes.
Partidarios incondicionales de los papas, los jesuitas fueron obsequiados con enormes propiedades, principalmente en Europa y América, y aprovecharon el apoyo papal y el dinero que generaron de trabajar sus propiedades para meterse en todas las áreas, fundando escuelas, hospitales, asilos, haciendas, misiones.
Sus escuelas y centros culturales se volvieron auténticos centros de erudición. Es falso, a pesar de la mala reputación que les crearon, que hayan sido el grupo religioso más reaccionario. Más al contrario, fueron probablemente el grupo menos conservador de toda la Iglesia Católica. Sería más atinado decir que dada su visibilidad, la mayor parte de las críticas recayeron sobre ellos. Si se le agrega a eso el que pronto despertaron el recelo y la codicia de los gobiernos, que desconfiaban de su poder y ambicionaban sus riquezas, es fácil entender la leyenda negra que se tejió a su alrededor.
El ilustre Francisco Javier Clavijero, veracruzano, probablemente el más destacado sabio mexicano de la época de la Colonia, fue como tantos otros, expulsado por un Gobierno que quería apropiarse de sus riquezas.
En varias partes de América los jesuitas fueron los mayores protectores de los indígenas, pero eso poco importó a las monarquías, a las que les urgía deshacerse de ellos.
La realidad fue que los jesuitas eran y siempre han sido el mayor motor de cambio en una Iglesia profundamente conservadora y enemiga del cambio.
En década de 1960 la Orden Jesuita emprenda una radical modernización, para tratar de adaptarse a los nuevos tiempos, por lo que entran en conflicto con los papas Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, los tres muy conservadores.
Al Padre General de la Orden se le conoce dentro de la Iglesia y en la prensa enterada como el "Papa Negro", dado que los jesuitas visten de negro (en contraste con el blanco del Santo Padre) y el Padre General de los jesuitas generalmente tiene mucha influencia en toda la Iglesia.
Dijo Jesús: "La verdad os hará libres" y yo pienso que una persona entre más estudia y busca la verdad de las cosas, más fuerzas adquiere en su búsqueda de la justicia, en la confianza de tener de su parte la verdad. Los jesuitas han llegado a ese punto en que no pueden callar los vicios, errores y mentiras de su propia Iglesia.
El padre Pedro Arrupe fue el principal promotor de una reforma a sus estatutos que, entre otras cosas, afirma:
- «Nuestra Compañía no puede responder a las graves urgencias del apostolado de nuestro tiempo si no modifica su práctica de la pobreza. Los compañeros de Jesús no podrán oír “el clamor de los pobres”, si no adquieren una experiencia personal más directa de las miserias y estrecheces de los pobres».
- «Es absolutamente impensable que la Compañía pueda promover eficazmente en todas partes la justicia y la dignidad humana, si la mejor parte de su apostolado se identifica con los ricos y poderosos o se funda en la seguridad de la propiedad, de la ciencia o del poder».
- Sentimos inquietud a causa de las diferencias en la pobreza efectiva de personas, comunidades y obras.
- En este mundo en que tantos mueren de hambre, no podemos apropiarnos con ligereza el título de pobres. Debemos hacer un serio esfuerzo por reducir el consumismo; sentir efectos reales de la pobreza, tener un tenor de vida como el de las familias de condición modesta… examinar capítulos de comidas, bebidas, vestuario, habitación, viajes, vacaciones…
Es el corazón del mensaje de Jesús, del mensaje jesuita (¿acaso no jesuita viene de Jesús?).
El actual Padre General Adolfo Nicolás Pachón comentó, cuando se le preguntó si tenía diferencias doctrinales con el muy conservador Benedicto XVI:
"Entonces, la distancia es más teórica en la imaginación de algunos; se trata de un coloquio que continúa, porque creo que la teología es siempre diálogo. Lo que es más importante es la búsqueda de la verdad, y la búsqueda de la verdad inspirada en la Palabra de Dios, en la vida de la Iglesia, en la vida de los cristianos. Es en este diálogo donde se pueden encontrar quizás, en algunas cuestiones, las diferencias, pero siempre en la búsqueda común de la verdad".
¡¿Cómo no va a haber habido diferencias entre los jesuitas y el papa Benedicto XVI cuando Pachón le quita al Papa la prerrogativa de decidir solo cuál es la verdad y afirma que la búsqueda debe ser común, e inspirada en la Palabra de Dios y en la vida de los cristianos, y no en la tradición o en la supuesta infalibilidad papal?!
Muy interesante es el hecho de que el último concilio de la Iglesia fue el Concilio Vaticano II (1962-1965), convocado por el último papa liberal y modernista, Juan XXIII, el "papa bueno", quien consciente de las necesidades del mundo moderno y de la nueva realidad de las familias católicas (y de cualquier credo o religión) quiso buscar un consenso sobre las reformas que se requerían en la Iglesia.
Tan buenas intenciones se vieron frustradas por la enfermedad y muerte de Juan XXIII a menos de 1 año de haber iniciado el Concilio, y la llegada de un papa conservador, Pablo VI.
Tras Pablo VI llegó al frente de la Iglesia un papa aparentemente moderno, Juan Pablo I quien, desafortunadamente murió (sospechosamente) sólo 33 días después de haber sido designado.
Tras él, dos papas fuertemente conservadores, Juan Pablo II (enemigo jurado de todo cambio) y Benedicto XVI.
Es en este contexto, tras 50 años de papado conservador, en una crisis de la Iglesia que la ha visto perder fieles, decepcionados por la doctrina de la Iglesia, que no responde hoy en día a las inquietudes y necesidades espirituales de nadie, de absolutamente nadie, en medio de escándalos de corrupción, entre un mar de denuncias por un comportamiento pervertido de los sacerdotes, propiciado en gran parte por una Iglesia inepta en todo lo relativo a la sexualidad, y con familias que no pueden ya identificarse con una Iglesia que condena los anticonceptivos, el divorcio, el aborto, y tantos temas más, es en este contexto, decía, que los cardenales dan la sorpresa e "inspirados por el Espíritu Santo" elijan papa a... un jesuita, Jorge Mario Bergoglio.
Poco importa que sea argentino: no es por eso que lo eligieron. No era el único argentino disponible, mucho menos el único latinoamericano, muchísimo menos el único americano.
Si lo que les importó fuera su capacidad de atraer al público latinoamericano, habrían elegido a alguien más carismático o joven, a alguien con menos broncas en su mismísimo país natal, donde ha sido atacado por todos, tanto conservadores como liberales por su crítica (muy tibia para unos, crítica al fin y al cabo para los otros) a la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En cambio, eso sí, Bergoglio era, entre los 115 cardenales del Cónclave, uno de los 18 pertenecientes a una orden religiosa, y de los 18 el único jesuita.
En la historia, de 265 papas previos, sólo 32 habían pertenecido a una orden. De los 58 papas posteriores a la Edad Media, el es apenas el séptimo de una orden religiosa, y el único (de hecho, en toda la historia del papado) jesuita. Los otros 6 fueron el dominico Pío V (1566-72), el franciscano Sixto V (1585-90), el dominico Benedicto XIII (1724-30), el franciscano Clemente XIV (1769-74), y los benedictinos Pío VII (1800-23) y Gregorio XVI (1831-46).
Tenía 167 años que no era elegido papa un miembro de una orden religiosa.
¿Qué le vieron los cardenales a un papa de un país "casi al fin del mundo", de 76 años, con algunos tratos un poco polémicos con la dictadura argentina, sin el carisma de un Juan Pablo II (ni su afición a los viajes, como ya se está sabiendo), sin la erudición de Benedicto XVI?
Ya hace 8 años era el segundo más grande candidato, después de un papa al que ni todo el carisma del mundo le permitieron detener la pérdida de fieles en el mundo, fieles que después de vitorearlo y aclamarlo, le daban la espalda a su Iglesia. Juan Pablo II fue un papa para los medios y la animación de eventos, mas no para las necesidades verdaderas de nuestras vidas.
Un episodio ilustra bien el carácter de Jorge Mario Bergoglio: su indignación porque los sacerdotes se niegan a bautizar al hijo de una madre soltera, y ésta tiene que andar de iglesia en iglesia buscando quien lo haga; y el llamar a esos sacerdotes "fariseos".
También lo ilustran bien sus feroces críticas al "exhibicionismo" de la clase gobernante en Argentina, y a la corrupción reinante.
Y por supuesto, su defensa de la igualdad, y sus críticas a un sistema económico injusto: "Por eso digo que esta ciudad (Buenos Aires) es una fábrica de esclavos y picadora de carne; por eso digo que en esta ciudad se ofrecen sacrificios humanos en honor del bienestar de pocos que nunca dan la cara y que siempre salvan el pellejo".
El papa Francisco es inteligente, sabe mucho, es humilde, vive en la pobreza, con los pobres y entre los pobres, es tolerante, es flexible, es moderno (comparado con el grueso de la Iglesia), es enemigo jurado de la corrupción, defiende a los indefensos.
Espero no equivocarme pero creo que el papa Francisco va a desempeñar una triple función: primero, ayudar a la Iglesia a volver a sus orígenes, a vivir de acuerdo al Evangelio de Cristo; segundo, va a combatir a los corruptos, a los pederastas, a los abusivos; y tercero, va a abrir un diálogo con la gente para atender mejor a sus necesidades y a su realidad.
Los 2 Franciscos más famosos, en los cuales seguramente se inspiró para elegir su nombre fueron: uno (San Francisco Javier), jesuita, el santo de las misiones, el evangelizador por excelencia, el santo valiente que predicó el Evangelio ante todo y ante todos; el otro (San Francisco de Asís, en quien se inspiró San Ignacio de Loyola, el fundador de los jesuitas), el pobre y humilde de corazón, el reformista, el valeroso.
Veo muchas buenas señales con el nuevo papa. Espero que no me cieguen mis buenos deseos.
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